SOCIEDAD
› SOLA CONTRA LA MANO DURA Y POR UNIFICAR LAS FUERZAS
“Si no, no estarían vivos”
El gobernador dijo que si aplicara la mano dura los asaltantes no habrían sido detenidos con vida. Pareció aludir a virtuales fusilamientos del pasado. Hoy se reúnen las fuerzas de seguridad.
Tal como el jefe de la Policía Federal, Roberto Giacomino, el gobernador Felipe Solá usó ayer el funeral de un policía muerto para mostrarse un tanto más duro en su política de seguridad. Después de haber asumido diciendo que con él ha llegado el fin de la mano dura, Solá decidió apoyar las cuestionadas declaraciones de Giacomino, quien el lunes, ante otra tumba policial, les había advertido a los delincuentes: “Yo les diría que se cuiden”, en un tono que fue considerado amenazante por los organismos de derechos humanos. Solá también aclaró que en su gobierno no hay mano dura, porque si así fuera “los delincuentes ayer no hubiesen sido capturados con vida”, aludiendo a virtuales fusilamientos. El mensaje fue el paso previo a una reunión de coordinación entre el ministro de Seguridad bonaerense, Luis Genoud, el secretario de Seguridad Juan José Alvarez, la Federal, Gendarmería y Prefectura: “Todos seamos uno”, postuló ayer Solá y propuso que las comisarías del primer cordón del GBA tengan comunicación inmediata con las de la Capital trabajando como si fueran del mismo distrito.
El luto llegó apenas comenzó el año para la Policía Federal y la Bonaerense. Primero, el sábado, un agente, Francisco Cantero, cayó bajo los tiros de un fusil FAL cuando perseguía a una banda por Villa Lugano. En el tiroteo que le siguió al asalto a una fábrica, murió también uno de los delincuentes. El lunes a la mañana, y después de haber dicho en una entrevista que no sabe qué es la mano dura, Giacomino respondió a la pregunta de qué les diría a los asesinos de Cantero: “Que se cuiden y que piensen en la madre de este policía que murió y en sus propias madres que también sufren”. Elíptico, Giacomino se remitió a la vena más profunda de cualquier ladrón que se precie: si la propia vida carece de valor, nada justifica el sufrimiento de una madre por la “muerte” de un hijo. Como ahora el gobernador, Giacomino no dejó de aclarar que no debe caber duda de que la policía siempre actuará “acorde a derecho”. Esas declaraciones generaron críticas al interior del gobierno de Eduardo Duhalde. La toma de rehenes en Pablo Podestá, que dejó dos policías muertos, cinco heridos, dos de ellos graves, y tres ladrones presos, le dio oportunidad a Solá para hacer sentir que su no a la mano dura puede ser también rudo, inflexible. Y de paso emitió un fuerte mensaje filas adentro de la Bonaerense. Al terminar la inhumación de los restos del cabo primero Osvaldo Lucero, asesinado en Tres de Febrero, Solá consideró que “lo primero que hay que decir es que, si tenemos oficiales muertos, es porque enfrentan lo que tienen que enfrentar y porque ponen el cuerpo”.
La diferencia que estableció respecto de la actitud policial promovida por su antecesor, Carlos Ruckauf, fue que en este caso “a pesar del feroz tiroteo que los uniformados mantuvieron ayer contra una delincuencia profesionalizada, absolutamente fría e impiadosa, la policía fue capaz de arrestar con vida a los tres delincuentes, que ahora están presos”.
Ante las solidarias declaraciones de Solá con el jefe de la Federal los cronistas le preguntaron si también acordaba con la antológica frase de Ruckauf sobre meter bala a los ladrones. “No hay consignas –contestó–, lo que hay es una policía que enfrenta a los ladrones (...) desde la ley. Si la consigna de la mano dura tuviera la posibilidad de generar hechos, generarían hechos terribles que no hubieran permitido capturar a los delincuentes con vida”. De esa manera, sin mencionarlos, Solá se hizo cargo de la existencia de una larga lista de enfrentamientos dudosos entre policías y ladrones de los cuales los ocurridos con menores de edad significaron, tras un informe de la Suprema Corte provincial, la caída del ministro de Ruckauf, Ramón Orestes Verón.