Jue 17.08.2006

SOCIEDAD  › PROTESTA DE FAMILIARES DE LA VICTIMA POR LA CONDENA

Prisión en suspenso por una picada

En la madrugada del Día de la Primavera de 2003, a Paolo Mellano, que tenía 19 años, lo atropelló un auto en la esquina de Avenida del Libertador y Corrientes, Vicente López. Murió pocas horas después. Ayer finalizó el juicio oral contra el automovilista que lo embistió, Federico Ferrazo, quien fue condenado a tres años de cárcel en suspenso por homicidio culposo. A pesar de que los testigos afirmaron que Ferrazo estaba corriendo con otros automovilistas y de que él mismo reconoció que llevaba puesto un casco de competición, los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 3 de San Isidro consideraron que no hubo pruebas suficientes para comprobar que la muerte de Mellano fue el resultado de una picada. El abogado de la querella anticipó a Página/12 que es “bastante probable” una apelación del fallo.

Paolo jugaba al fútbol en Sportivo Italiano, estudiaba Turismo y estaba haciendo un curso de árbitro. Aquel 21 de septiembre se había encontrado con un grupo de amigos en Libertador y Corrientes para ir a una fiesta. Como algunos de los chicos tardaban en llegar, fue al baño de la estación de servicio de enfrente. Cuando volvía a la esquina, poco antes de llegar al cordón de la vereda, el Fiat Uno de Ferrazo, que venía a una velocidad de entre 70 y 80 kilómetros por hora, lo embistió. Como consecuencia del impacto fue trasladado al hospital de Vicente López y luego lo derivaron en grave estado a la Corporación Médica de San Martín, donde murió.

La causa fue caratulada como homicidio culposo. Tanto el fiscal, Franco Servidio, como el abogado de la familia Mellano, José González, habían solicitado al tribunal que la condena fuera de 10 años de cárcel por homicidio simple con dolo eventual, por entender que Ferrazo debió pensar que manejando como lo hacía podía causar la muerte de alguien. Pero los jueces Carlos Vales Grabo, Marcelo García Elguera y Ezequiel Igarzábal lo sentenciaron a tres años de prisión en suspenso y lo inhabilitaron por ocho años para conducir vehículos.

Según González, “se había demostrado que se trató de un homicidio simple con dolo eventual”, ya que “de acuerdo a los testimonios, iba corriendo una picada con otros dos vehículos, él mismo declaró que tenía puesto un casco de competición y está acreditado que acostumbraba correr picadas en el autódromo”. “Todavía tenemos que leer los fundamentos del tribunal para conocer la interpretación que hicieron, pero es bastante probable que presentemos un recurso en Casación”, señaló.

En la última jornada del juicio oral, el veredicto no pudo leerse completo porque se interpuso el ánimo de los familiares. Luego de la audiencia se instalaron junto a otras víctimas de accidentes durante algunos minutos en el hall de los Tribunales como forma de protesta. “Estoy indignada con este fallo –expresó a este diario Teresa Mellano, la madre de Paolo–, esperaba otra cosa, porque Ferrazo iba corriendo. Hay un testigo que explicó cómo corría, zigzagueando entre los autos y con quiénes competía. Pero parece que únicamente los tribunales no ven cuando hay una picada. Esto lo vamos a apelar, y eso no es solo el capricho de una madre dolorida.”

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