Lun 27.11.2006

SOCIEDAD  › ENTREVISTA EXCLUSIVA A NICHOLAS NEGROPONTE, EL GURU INFORMATICO QUE IMPULSA EL PLAN “UNA LAPTOT POR CHICO”

“La manera más económica para mejorar la educación”

Autor de varias premoniciones en el mundo de las computadoras e Internet, Negroponte explicó a Página/12 su proyecto de llevar laptops a los niños humildes del planeta. Cómo es el plan y por qué eligió a la Argentina entre los países para ponerlo en marcha. Por qué cree que el programa ayudará a mejorar la educación.

› Por Federico Kukso

De Nicholas Negroponte no sorprende su notoria estatura (un poco más de 1,90 m) ni su rostro permanentemente ruborizado ni el tono pausado, tranquilo y casi susurrante con el que encara a sus interlocutores. De Negroponte abruma, además de sus afirmaciones cuasiproféticas y su optimismo empedernido, cierto movimiento de manos, el mismo que desplegó no bien comenzó su diálogo con Página/12 cuando, con un gesto similar a los esfuerzos rotatorios mínimos requeridos por el ochentoso cubo mágico, sacó de la nada una pequeñísima y colorida laptop verde –que se confundía con un libro–, la abrió y la echó a correr sobre una extensa mesa del primer piso del hotel Alvear. Ahí estaba ella, ni más ni menos que una máquina, el corazón mismo del proyecto global “Una laptop por chico” (o “One laptop per child”, OLPC en inglés), que pretende hacer llegar a chicos de bajos recursos en forma gratuita. La computadora, básica, económica y no por eso poco llamativa, opacó por varios segundos a su propio impulsor, de un currículum extenso e interesante: arquitecto civil y experto en ciencias de la computación, fundador del Laboratorio de Medios del Massachusetts Institute of Technology (MIT) –uno de los think tanks más prestigiosos de la actualidad, orientado a desarrollar y experimentar con novedosas formas de comunicación humana–, hermano menor de John Negroponte (cabeza del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos desde 2005) y autor de Ser digital (1995) –una de las biblias tecnológicas más consultadas de los últimos años, donde entre varias premoniciones asegura que el chino mandarín desplazará al inglés como idioma oficial de la red, seguido por el español–. La misma persona que se reunió el miércoles pasado con el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, y el ministro de Educación, Daniel Filmus, para evaluar la inclusión de la Argentina en el proyecto.

–¿Qué es lo más destacable de su nuevo emprendimiento?

–Es la manera más económica para mejorar la educación. La idea es que los niños adquieran las laptops como suyas y las usen en la escuela y fuera de ella. Así se extiende el tiempo durante el cual el niño puede aprender. La segunda razón por la cual es una buena inversión es que los niños estarán más motivados a aprender, esto será parte de su vida entera; no es sólo un libro escolar.

–Pero es tan sólo una computadora...

–No, no es eso solamente. Muchas veces en las familias los niños son quienes ayudan a sus padres con las computadoras. Esto fortalece la relación niño-padre, porque desarrolla un lazo, cierta amistad, el niño aumenta su autoestima. Cualquier persona que haya pasado por esto dirá que su relación mejoró, no empeoró.

–¿Cuáles son los defectos de estas computadoras?

–Quizás el peor defecto sea que desconocemos los defectos de la laptop. Aún seguimos realizando tests. Esta máquina que tengo acá se hizo sólo hace cinco días. La llamamos “X0” y, si bien es un prototipo, es la primera unidad ensamblada.

–¿Cuándo comenzará la producción en masa?

–En julio del año que viene.

–¿Y cuántas harán?

–Cinco millones.

–China está desarrollando una computadora similar llamada “Longmeng”; Intel hizo lo mismo y bautizó “Classmate” a su prototipo. ¿Qué opina de estas máquinas que compiten con la suya?

–Las conozco muy bien. Esos proyectos no están orientados a los niños. Están enfocados más bien a automatizar el proceso educativo desde una perspectiva muy tradicional. La analogía que suelo usar en esto es la del banco: si usted es Intel y quiere automatizar el sistema bancario, bueno, usted va a ver a los bancos y los intenta comprender. Sin embargo, en ese proceso usted nunca inventará el microfinanciamiento. Sí lo concibió Mohammad Yunus porque estaba “afuera” del sistema y vio la cosa de otra manera: así surgieron los préstamos a personas de bajos recursos e inventó el microfinanciamento...

–...y ganó el Premio Nobel de Economía.

–Así es. Lo que estoy intentando decir es que “Classmate” es para los banqueros. Mi laptop es para los chicos y pretende tener un efecto en sus vidas, mejorar su aprendizaje.

–¿No cree que a veces se le va la mano con el optimismo?

–No, para nada. ¡Siempre soy optimista! Si no, ¿cómo cree que consigo terminar el día? Acaso, ¿leyó últimamente el diario?

–Bueno, esto es un diario...

–Sí, lo sé. Le digo más: el “One laptop per child” es uno de los proyectos más optimistas. Justamente por eso le gusta a mucha gente y tiene tan buena aceptación. Ya contamos con el apoyo de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el BID y de Rupert Murdoch, entre tantos otros.

–¿Por qué Argentina?

–Ocurre que para empezar necesitamos cierta escala. Y para eso recurrimos a países grandes. No podemos hablar con todo el mundo. Como lo principal de esto es promoverlo como una idea, me encargo yo personalmente de ir país por país para hablar con los funcionarios de educación y presidentes. Primero fuimos a Brasil. Y ahí nos dimos cuenta de que también necesitábamos un país de habla hispana. Y Argentina es uno de los más grandes. Chile es más pequeño, más “rico”. Aún no firmamos contrato con nadie. Sólo nos dimos la mano. Y no se firmará hasta que se testeen todas las computadoras.

–¿Qué pasa en el resto del mundo?

–Fuimos a Nigeria, la nación negra más grande de Africa. Hablamos con la India y China, pero son muy grandes. Algunos dicen que deberíamos desacelerar un poco. Pero lo que diferencia a la Argentina y a Brasil del resto también es cultural: el movimiento de “open source” o de código abierto es muy fuerte en ambos países. No pasa lo mismo en China, un sistema muy disciplinado y estricto.

–Pero es el mercado más grande del mundo.

–Eso es correcto, pero es el más difícil por la gran vastedad y confusión que hay. No tanto por el régimen. Las barreras políticas en realidad no importan mucho. India es interesante pero es caótica y menos centralizada.

–¿Qué hace única a esta computadora?

–Tres características que ni los chinos ni Intel lograron emular: uno, la pantalla es reflectiva; dos, pueden “hablar” entre sí; tres, y más importante: consume muy poca energía, 2 watts. Y además está diseñada para resistir a los golpes, para usarla en el desierto, en el lodo, resiste al agua. Está exclusivamente pensada teniendo en cuenta a los chicos. Además está pensada para ser utilizada en forma colaborativa: al ser posible que las unidades se conecten entre sí, los chicos pueden estudiar cooperativamente. Sé las características de esta computadora de memoria, pero quienes lean esta entrevista pueden chequearlas en www.laptop.org.

–¿Cómo cree que la aparición de esta computadora afecte el mercado global de laptops?

–Los precios ya están bajando. El año pasado Intel desestimó producir un gadget parecido, y ahora está haciendo uno. Eso es un gran efecto: la máquina que están haciendo, como se puede adquirir abiertamente en el mercado, no se puede limitar su uso a la clase.

–¿No cree que un día los precios de las laptops bajará tanto que su computadora será obsoleta?

–Absolutamente. Nos tendremos que reinventar y quizá no haremos más laptops. De hecho, no planeamos estar en el negocio de las laptops de acá a tres a cinco años. Siempre lo repito: esto es un proyecto educativo orientado al aprendizaje. Ocurre que nuestra laptop es técnicamente tan superior, tan cool, que la gente se fija sólo en ellas. Escriben sobre ellas, pero no se enfocan en la veta educativa de todo esto, es un proyecto centrado en los niños. No es para nada antiescuela. Nos dimos cuenta de que cuando los chicos se la llevan a sus casas, los padres se empiezan a interesar en ellas, y las usan. En Camboya, observamos que les viene bien a los padres, chequean en ella precios y cómo afectarán su cosecha de arroz y les empieza a ir económicamente mejor. Es más, en algunas aldeas el rol del niño cambia. Los adultos los comienzan a respetar más.

–¿Cómo se le ocurrió todo esto?

–Esto se remonta a unos 40 años, al trabajo de Seymour Papert y sus teorías construccionistas de aprendizaje. Seymour pensó en estas cosas a mediados de los ’60, cuando yo era un joven profesor en MIT.

–Usted viaja mucho.

–Viajo demasiado.

–Me imagino que al viajar tanto tiene una visión particular del mundo.

–Como le decía al principio, soy muy optimista. Una de las enfermedades más grandes en el mundo es el nacionalismo. Es una enfermedad que está empeorando, no mejorando. No hay mucha gente en este mundo que no tenga nación. Yo honestamente creo que no tengo una. Tal vez pueda usar eso para ver el planeta y considerar que los chicos de Pakistán son tan importantes como los chicos de Argentina. El mundo debe despertar y darse cuenta de que el recurso natural más preciado a nivel global no es el petróleo; son los niños.

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