SOCIEDAD › UN MEDICO VECINO DIJO QUE LA FAMILIA LE IMPIDIO VER EL CADAVER
El profesional declaró ayer que sospechó en su momento de la versión de la caída. Y dijo haber sido increpado por Bártoli.
› Por Carlos Rodríguez
“Gorda: ¡ni en pedo esto fue un accidente!”. Sobre el final de su testimonio, asediado por la defensa de Carlos Carrascosa, que le buscaba peros a su declaración, el médico y vecino de El Carmel Manuel Patricio Nölting descargó sin anestesia sus sospechas –de siempre– sobre la veracidad de la versión familiar acerca de las presuntas causas accidentales de la muerte de María Marta García Belsunce. Antes de descargar su frase más contundente, dicha por él durante una charla telefónica con una hermana suya, Nölting había señalado que desde un primer momento le pareció “raro, insólito, inverosímil” (usó los tres adjetivos en distintos momentos de su testimonio) el relato que sostiene que María Marta murió “por un accidente en la bañera que le provocó una fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica, porque se golpeó la cabeza con el grifo”. Nölting sostuvo que un daño semejante se produce si se choca “a 180 kilómetros por hora”. El testigo fuerte de la audiencia de ayer del juicio por el crimen de María Marta confirmó que los familiares no le dejaron ver el cuerpo de la mujer el día del hecho, y consideró que había sufrido “un apriete” de parte de dos parientes de la víctima.
El fiscal Diego Molina Pico fue quien usó la palabra “apriete” cuando consultó a Nölting sobre una discusión que tuvo, en diciembre de 2002, luego de que prestara declaración, el 7 de ese mes, en la causa por el crimen ocurrido el 27 de octubre de 2002 y expusiera sus dudas sobre la versión del accidente. El médico recordó que fue interceptado, en la puerta del country, primero por Horacio García Belsunce, hermano de la víctima: “‘¡Cómo no me avisaste!’, me dijo García Belsunce, aludiendo a lo que yo había declarado. Después vino (Guillermo) Bártoli y repitió lo mismo: ‘Y a mí por qué no me avisaste’”. Nölting, a medida que hablaba del tema, fue subiendo de tono. “Se habían enterado de lo que había dicho, a pesar del secreto del sumario, y me trataron como a un cobarde.” El testigo sostuvo que increpó a Bártoli por el trato recibido cuando intentó ver el cuerpo de María Marta: “¡Qué me venís a decir, Gordo pelotudo, si ese día no me diste bola porque se había muerto tu cuñadastra!”.
En la audiencia, Nölting confirmó que el día del hecho fue a la casa de Carrascosa “con el único fin de ayudar, en mi carácter de médico con 31 años de experiencia”. Precisó que luego de darle un abrazo a Carrascosa, intentó ver el cadáver. “El no me dijo ni sí ni no, pero intervino la señora (Nora Burgues) de Taylor, quien me dijo ‘no, no, no’. La negativa me llamó la atención. Yo les había comentado que era insólito que hubiera muerto de ese modo por caerse en la bañera.” El médico admitió que el rechazo a su pedido le produjo un fuerte malestar. “Por eso pensé ‘me voy al carajo de acá’. Ni siquiera había visto nada y era mejor no quedar pegado con una cosa como ésta”, en alusión a la forma en que ocurrió la muerte de María Marta García Belsunce.
Aunque había quedado claro que nadie lo había echado, en forma expresa, el defensor de Carrascosa, Alberto Cafetzoglus, interrogó a Nölting para sacarle una frase que corroborara esa circunstancia. Tanto insistió la defensa que la presidenta del tribunal, Luisa María Rizzi, se enojó lo suficiente como para recordarle a viva voz a Cafetzoglus: “El testigo ya dijo que pensó ‘me voy al carajo de acá’ porque se sintió mal por la forma en que fue recibido, no porque alguien lo echara”.
Nölting también dejó mal parado a su colega Juan Gauvry Gordon, procesado por encubrimiento, que fue el primero en confirmar la supuesta muerte accidental. Los dos médicos se cruzaron en la puerta de la casa de Carrascosa, cuando Nölting llegaba al lugar. “El médico, que estaba al lado de una ambulancia, me dijo que la víctima había tenido un accidente, que tenía todo roto el (hueso) temporal y que presentaba pérdida de masa encefálica.” El testigo manifestó que se había quedado “desacomodado” por la “rara explicación” del profesional y que sus dudas se acrecentaron cuando le preguntó si había hecho la denuncia policial. “No sé, doctor, no sé si la voy a pedir, pero si quiere, tome un par de guantes (de uso médico) y haga la inspección” del cuerpo, le respondió su colega.
Nölting, profesor de medicina en la UBA, recordó que “conocer la técnica es una condición ineludible para un médico, pero lo que le da sentido a la profesión es lo ético”. En su largo testimonio, Nölting se mostró dolido por el rechazo sufrido. “Soy un médico eminente, pensé que podía ayudar en ese momento. Yo era Manuel Nölting y a Manuel Nölting lo conocen hasta los teros de la cancha de golf de El Carmel”, remarcó sin modestia alguna.
Marcos Carranza Vélez, que acompañó a Nölting en la fallida visita, confirmó lo ocurrido y comentó que “la explicación que dio la familia no convenció a nadie”. Carranza planteó que tanto a él como al médico no les gustó “lo que estaba pasando” en la casa. Carranza aseguró que pensó que lo de María Marta “había sido un suicidio y la familia no quería que se supiera”. El testigo agregó que en el velatorio “corría la versión, atribuida a Carrascosa, según la cual ella se había golpeado contra una ventana y se había ahogado en la bañera”.
Gilberto Martinelli, ex empleado de la funeraria Ponce de León, de Pilar, afirmó que dos parientes de María Marta se habían presentado en las oficinas de la empresa “para que le extendiéramos un certificado de defunción para una mujer que había muerto en un accidente, al caerse en la bañera”. Martinelli puntualizó que cuando les dijo que había que hacer la denuncia en la comisaría “el más gordo de los dos (por Guillermo Bártoli) me dijo que no querían la intervención policial”. Plantearon que “tenían un médico amigo que les iba a dar un certificado de defunción. Yo les dije que igual había que ir a la comisaría. Ellos se fueron y dijeron que iban a volver. ¿Usted los vio volver? Yo tampoco”, señaló Martinelli. El dueño de la funeraria, Jacinto Ponce de León, corroboró los dichos.
Oscar Sierco, ex gerente de la empresa Casa Sierra, su esposa Yolanda Giménez y el hijo de ambos, Cristian Sierco, aseguraron que Bártoli y Miguel Hamilton Taylor hicieron averiguaciones para cremar el cuerpo de María Marta. Sierco padre estuvo preso once días acusado de participar en la falsificación del certificado de defunción, pero finalmente fue absuelto.
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