SOCIEDAD › UN ABOGADO SE ATRINCHERO EN SU CASA, RESISTIO LA DETENCION Y TERMINO HERIDO
El hombre ya había protagonizado un episodio similar el año pasado. Ayer, intimidó y disparó contra un albañil. Cuando la policía lo fue a detener, estuvo siete horas a los disparos. Finalmente fue herido y ahora está grave. En la casa tenía un arsenal ilegal.
En una vivienda de Barrio Parque, en Palermo, donde viven, entre otros, el empresario Franco Macri y el periodista Mariano Grondona, se vivieron siete horas de violencia extrema. El protagonista no fue un ladrón, sino el dueño de la casa de Juez Tedín 3089, el abogado Gabriel Novaro, que hace un año había sido el eje de un episodio similar. Novaro, acompañado por su mujer embarazada, en la medianoche del martes se presentó en el domicilio del albañil Alejandro Abrucessi, en Estomba 3490, del barrio de Saavedra. El abogado acusó al morador de la vivienda de haber sido responsable de varias denuncias en su contra, por el supuesto delito de “abuso de armas”. Novaro se presentó armado con un fusil FAL y con un arma corta, según lo dicho por Abrucessi, quien más tarde lo denunció a la policía. Novaro habría hecho dos disparos que pasaron cerca de Abrucessi. Luego regresó a su hogar de Palermo, donde fue detenida su mujer, mientras él ingresaba a la casa para resistir a balazo limpio, hasta que fue rodeado por policías del Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF). El jefe del cuerpo especial de la Federal aseguró que el abogado hizo unos veinte disparos utilizando, incluso, “un fusil M16 como el que usa el ejército de Estados Unidos” y que “pudo matar” a los hombres del cuerpo de elite. Sin embargo, el único que terminó herido de gravedad, internado en el Hospital Fernández “en estado crítico”, fue el abogado.
“Si me hubiese querido matar, me mataba.” El albañil Abrucessi, que hacía trabajos de mantenimiento en la residencia de Novaro, declaró que vivió momentos de tensión porque el abogado, “además de apuntarme con armas, llegó a disparar dos tiros”. El abogado se presentó en la casa de Abrucessi para acusarlo de haberlo “traicionado con la policía”, por presuntas denuncias. Primero lo apuntó con el FAL y cuando el albañil logró que bajara el fusil, Novaro “sacó un arma corta” con la que hizo dos disparos. Uno dio contra el piso y el segundo pasó muy cerca de Abrucessi y se incrustó contra una pared. En la casa estaban la mujer del albañil y las tres hijas del matrimonio.
Uno de los momentos más increíbles de esta primera parte de la historia fue cuando Novaro le pidió a su mujer, que lo acompañaba, que sacara un taladro que ella llevaba en la cartera. La mujer, que está embarazada de siete meses, accedió al pedido de su pareja y el hombre le pidió al albañil que se perforara la mano con el taladro, como una muestra “de lealtad” hacia él. Abrucessi dijo que no sabía “cómo pararlo” y que le dio “toda la impresión” de que el abogado actuaba bajo los efectos de “algún estimulante”. El amenazado relató que Novaro le dijo que “si me perforaba la mano ya no iba a poder trabajar” y en consecuencia, no lo volvería a “traicionar” con sus denuncias.
“Anoche lo vi enfermo, estaba mal, pero vivió muchas situaciones así conmigo”, admitió Abrucessi. Recordó que Novaro, en varias oportunidades, le advirtió: “Vos sabés, yo mato gente. Si me hubiese querido matar, me mataba”. Novaro y su mujer regresaron cerca de las tres de la mañana a su casa de Juez Tedín al 3000. Allí estaban varios policías de la comisaría 53ª, que lograron detener a la mujer, mientras el abogado se atrincheraba en el interior de la vivienda. Voceros de la Federal dijeron que desconocen si hay cargos contra la mujer, de nombre Virginia.
Una vez encerrado en su casa, Novaro se puso una máscara antigases y comenzó a disparar –según la policía– con distintas armas de grueso calibre. “No quiero matar a nadie, pero si entran a mi casa voy a defender mi vida. Tengo derecho. Mi esposa está detenida y está embarazada de siete meses”, dijo Novaro, que hizo declaraciones, en vivo y en directo, a Radio La Red. Fuentes policiales dijeron que el abogado disparó “no menos de veinte veces”, aunque no hirió a nadie. A todo esto, el juez de instrucción Aníbal Peralta, que se había encargado del caso, ordenó la intervención del GEOF. El jefe del cuerpo especial de la Federal, Claudio Pereyra, salió a justificar el nivel de fuego que opusieron para reducir a una sola persona que parecía estar sufriendo un shock emocional. Según Pereyra, el abogado “no nos mató de milagro”, porque “estaba muy bien preparado para defenderse”. Pereyra sostuvo que Novaro les disparó “con un fusil M16”, igual al que utiliza el ejército de los Estados Unidos.
Pereyra explicó que tuvieron que intervenir “con dos grupos tácticos y en total se hicieron cuatro disparos”. Novaro estaba “parapetado en un entrepiso de su casa, donde tiene una mesa de pool, detrás de una tronera, o falsa ventana, desde donde tenía visión de la planta alta y de todas las entradas de su casa”. El jefe del GEOF agregó que el abogado “había colocado un espejo muy grande para poder tener una visión retrospectiva del acceso trasero. No tenía chaleco antibalas (como dijeron algunos medios de prensa) pero sí una máscara antigases y además monitoreaba con cuatro cámaras los movimientos externos de la policía”.
Para minar la resistencia del abogado, le habían cortado la luz, pero luego advirtieron que la casa “contaba con un equipo de electricidad autónomo”. Por ese motivo tuvieron que eliminar las cuatro cámaras de seguridad externas “disparándoles con silenciador”. Pereyra sostuvo que Novaro “estaba muy bien preparado para defenderse y no nos mató de milagro”. El jefe policial explicó que cuando entraron a la casa destruyeron “el espejo para que no tuviera la visual trasera”. Pereyra sostuvo que “como seguía disparando se le efectuaron a él otros dos tiros”. Uno le dio “en la cadera porque Novaro estaba en movimiento”. Lo hirieron con un fusil Sig, modelo comando con mira laser, calibre 5,56 con “balas expansivas”.
Según el jefe del GEOF, el abogado, además del fusil “con tres cargadores preparados”, tenía en su poder “una pistola Glock calibre nueve milímetros con cargador de 30 balas y otra Pietro Beretta calibre 6,35”.
Alberto Crescenti, titular del SAME, dijo que Novaro fue trasladado en “estado de shock” con un balazo “en la zona sacro ilíaca derecha”. Tuvo que ser operado en el hospital Fernández y su estado es de suma gravedad. La oficina de prensa de la Policía Federal eludió todo comentario sobre el hecho. Llama la atención la violencia que se ejerció para detener a una persona que tenía muy pocas chances frente a un grupo de elite como el GEOF.
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