“La fiesta terminó. La nieve fue un regalo y ahora viene el frío, a secas.” El vocero del Servicio Meteorológico Nacional, en diálogo con Página/12, fue rotundo. La ola polar sigue, pero sin fiesta. Para hoy, en Capital Federal y alrededores, la mínima pronosticada es de dos grados bajo cero. El frío, como suele ocurrir, fue letal en distintas zonas del país. Hubo once muertos, por hipotermia o por inhalación de monóxido de carbono debido a la utilización de calefactores en malas condiciones. Ayer, la marca más baja se registró en la ciudad neuquina de San Martín de los Andes, con 18,5 grados bajo cero, pero la nota la puso Villa Reynolds, en San Luis, porque sus 14,6 grados bajo cero marcaron el record histórico para esa localidad puntana. Hasta cerca del mediodía de ayer, cuando la marca promedio no superaba los 4 grados, algunas zonas de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense mantenían el efecto Bariloche: los techos de las estaciones de trenes y las cúpulas de las iglesias seguían blancas como la luna. La carga de nieve, helada sobre las alas y los timones, fue harto pesada para los aviones comerciales. El inusual inconveniente demoró la partida de cerca de treinta vuelos en Aeroparque y Ezeiza.

En San Luis, donde el frío fue muy intenso, murieron una funcionaria puntana y sus dos hijos, una niña de 7 años y un varón de 11. Judith Castro, de 40 años, jefa del Subprograma de Recursos Hídricos, vivía con su familia en la casa 23 de la manzana 292 del barrio Cerro de la Cruz. Los tres fallecieron por inhalación de monóxido de carbono. La pareja de la mujer encontró los cuerpos, cerca de las 10.30 de ayer. En la localidad bonaerense de Berisso, la víctima mortal fue René Pérez, un hombre de 48 años que vivía solo en un galpón de la calle 68, entre 123 y 124.

En la ciudad de Córdoba, una beba de tres días murió como consecuencia del frío en una vivienda precaria. La madre de la criatura dijo que se dio cuenta cuando la destapó, para darle de comer. En la capital cordobesa la mínima de ayer fue de 3,8 grados bajo cero. Es la temperatura más baja registrada allí en lo que va del año. En Santiago del Estero, un jornalero identificado como Venancio Oroní, de 72 años, falleció al quedarse dormido a la intemperie. El hombre vivía en el paraje Belgrano, 250 kilómetros al sur de la capital provincial. La policía estimó que pasó la noche en la calle, porque había bebido de más y se quedó dormido.

Otro hombre fue hallado muerto en un terreno baldío de San Carlos de Bariloche. En la ciudad turística por excelencia, llena de hoteles cinco estrellas, la víctima vivía en la calle España al 300, a una cuadra y media del Centro Cívico, bajo un toldo de nylon. Era un changarín cuya identidad no pudo ser determinada. La mínima de ayer en esa ciudad fue de 14,2 grados bajo cero. Otras tres muertes ocurrieron en Bahía Blanca.

Emilio Ortiz, de 24 años, su esposa Angela Vidal, de 21, y el hijo de ambos, Kevin, de un año y medio, fallecieron por inhalación de monóxido de carbono. La familia vivía en Felipe Varela 371, del barrio Avellaneda, en el oeste de la ciudad. Karina Vidal, hermana de la mujer fallecida, tuvo que romper el vidrio de una de las ventanas de la vivienda para poder ingresar. Todavía seguía encendido el calefactor de 5000 calorías y de tiro balanceado, cuyo mal funcionamiento provocó la tragedia.

En Catamarca falleció Soledad del Valle Leguizamón, de 22 años, una joven que tenía una discapacidad física y mental. La joven vivía con su familia en una casa del barrio Mataderos de Villa Capayán, unos 45 kilómetros al sur de la capital de la provincia. Los médicos dijeron que falleció “por hipotermia”, según informó la fiscal Alicia Cabanillas.

Otra víctima del frío, pero por motivos totalmente diferentes, fue el concejal Luis Barrera, de 41 años. Al hombre, que es edil por el Partido Justicialista de la localidad chubutense de El Corcovado, lo encontraron muerto en una zona boscosa de la provincia. Hasta allí había llegado por deporte: estaba participando de una cacería de jabalíes.

El frío siguió azotando al interior de la provincia de Buenos Aires. La marca más dura fue en Coronel Pringles, donde el termómetro llegó hasta los 11,4 grados bajo cero. La ola polar determinó la suspensión de las clases en 221 establecimientos educativos bonaerenses. El subsecretario de Educación provincial, Eduardo Dillon, dijo que en esos establecimientos “hubo problemas de congelamiento de cañerías de agua, de falta de presión de gas o falta de luz, por lo que los directivos decidieron suspender las actividades”. En 22 de las escuelas hay “problemas estructurales de instalación de gas”.

El frío también afectó los vuelos de cabotaje y algunos internacionales, en el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, en Ezeiza y en la estación aérea de Córdoba. Una fuente de Aerolíneas Argentinas le dijo a este diario que hasta anoche, pasadas las 20, sólo se había cumplido “con el 40 por ciento de los vuelos de cabotaje programados” para el día de ayer. “El problema fue la acumulación de nieve en las alas de los aviones y en los timones de cola. Esto se dio, sobre todo, en los aviones de Austral, que duermen afuera”, es decir a la intemperie, mientras que los de Aerolíneas ocupan los hangares.

“Las operaciones comienzan a las 5.30, pero recién salieron los primeros vuelos a las 12 del mediodía. El fenómeno de la nieve en Buenos Aires nunca se había dado en la historia de Aerolíneas, de manera que no estaba previsto un problema semejante”, explicó el vocero. Ese tipo de situaciones se vive en los aeropuertos patagónicos, “donde se cuenta con unas máquinas similares a las que lavan los autos y que se utilizan para rociar los aviones y quitarles la nieve”. La empresa Lan tuvo que suspender vuelos de cabotaje y dos internacionales, a San Pablo y Miami. En Ezeiza se suspendieron cuatro vuelos de American Airlines.