Mar 14.08.2007

SOCIEDAD

Protesta por un detenido con una lluvia de piedras a la comisaría

Vecinos de Villa Corina, en Avellaneda, apedrearon la seccional 7ª, que quedó vallada. Sostienen que es inocente un joven de 21 años preso por la muerte de un bombero de la Policía Federal.

› Por Carlos Rodríguez

La noche de ayer pintaba para larga en Villa Corina, partido de Avellaneda. Varias decenas de vecinos, que por la tarde habían apedreado la comisaría séptima, ubicada sobre la calle Oyuela, entre Casacuberta y Celedonio Flores, seguían en los alrededores, reclamando que dejaran en libertad a dos jóvenes, los dos de 21 años, que están detenidos como sospechosos de haber participado en el crimen del inspector de bomberos de la Policía Federal Néstor Escobar, de 30 años, muerto de un balazo en el cuello durante un intento de robo. “Los dos pibes no tienen nada que ver. A mi sobrino lo agarraron en un pasillo del barrio y se lo llevaron, pero no tiene nada que ver. La policía hace lo que quiere. Acá en el barrio, en los últimos dos meses, mataron a seis chicos de 14 a 18 años y nadie hace nada. Ahora nos meten presos porque venimos a protestar”, le dijo a Página/12 el tío de uno de los dos jóvenes detenidos en la séptima.

Fuentes judiciales dijeron que las sospechas están dirigidas a un muchacho que fue internado en el Hospital Finochietto de Avellaneda, horas después de que se produjera el ataque mortal contra el inspector Escobar. El intento de robo ocurrió el domingo por la madrugada, cuando el bombero salía de la casa de su novia, en Wilde. Lo interceptaron tres o cuatro hombres que lo obligaron a llevarlos unas veinte cuadras en su automóvil Escort, de color azul, y finalmente lo balearon. No hay información sobre un tiroteo, de manera que no fue posible establecer por qué razón recayeron las sospechas sobre el joven herido de bala.

Las fuentes confirmaron que el chico internado fue el primer detenido, aunque las sospechas como “presunto autor material del homicidio” recaen sobre el joven que fue detenido ayer, en el barrio de Villa Corina. Los voceros admitieron, sin embargo, que hasta anoche “no se pudo secuestrar ninguna arma de fuego” en poder de los detenidos. Al parecer, los datos que llevaron a los dos jóvenes los aportó un hombre que había sido asaltado, horas antes, por el mismo grupo. Este diario habló con allegados al fiscal Andrés Devoto, pero fue imposible dialogar con él en persona. Los consultados eludieron precisar cuáles son las pruebas contra los detenidos. En la causa interviene el juez de Lomas de Zamora Tomás Bravo.

Ayer por la tarde, unos cincuenta vecinos de Villa Corina marcharon hasta la comisaría séptima, ubica en la calle Oyuela, cuyo frente da a la parte posterior del cementerio de Avellaneda. El clima que se estaba viviendo parecía acorde con un cartel, colgado en la pared de la necrópolis, que decía: “San la Muerte, gracias por lo concedido”. Los vecinos protestaron “por la detención de dos inocentes y porque la policía no hace nada para averiguar sobre los crímenes ocurridos en el barrio”.

Por la tarde, los manifestantes arrojaron piedras contra el frente de la seccional, lo que hizo que llegaran refuerzos de otras comisarías y que se vallara la calle, para impedir el ingreso a la cuadra en la que se encuentra la séptima. Los familiares del joven herido que fue llevado al Finochietto negaron que él tuviera algo que ver con el crimen.

“Mi hermano estaba en la esquina de mi casa y le dieron un tiro; ahora dicen que fue el que mató al bombero y nada que ver. Hace un día que lo tienen esposado y no nos dejan verlo”, se quejó la hermana de uno de los detenidos. “Le quieren hacer pagar una muerte en la que no tuvo nada que ver y nadie investiga quién fue el que lo hirió a él”, insistió la joven. Durante el ataque a la seccional hubo cuatro policías con lesiones leves, según se dijo en forma oficial.

La situación comenzó a calmarse cuando las autoridades de la seccional aceptaron recibir a una comisión de cuatro personas. Anoche, vecinos y policías esperaban nuevos incidentes. Los vecinos, agrupados sobre la calle Casacuberta, comentaron: “Cuando se vayan los periodistas y sobre todo la televisión, seguro que empiezan a reprimir. Se meten en el barrio y hacen desastre, como siempre”.

Los vecinos se quejaron porque “en los últimos dos meses hubo seis muertes de jóvenes y la policía no hace nada. En algunos casos, primero pasó el patrullero y a los cinco minutos vienen unos pibes tirando tiros. Nosotros no sabemos qué hacer”. El clima era tenso y el despliegue policial inusitado. Una doble fila de uniformados del grupo antidisturbios custodabia la comisaría, mientras ocho ómnibus repletos de efectivos, más motociclistas y personal de infantería mantenía la guardia, aunque había pocos vecinos en la calle y ya nadie tiraba piedras.

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