Mar 21.08.2007

SOCIEDAD

Sarkozy promete crear un hospital para pedófilos

En medio del debate público por el caso del hombre que violó a un nene después de salir de la cárcel, donde había purgado tres condenas, el presidente francés quiere endurecer las leyes contra reincidentes múltiples.

› Por Octavi Martí *
desde París

A mediados del pasado mes de julio la Asamblea Nacional francesa aprobó una ley que hacía más rigurosas las sanciones contra los delincuentes con reincidencia múltiple. Menos de un mes más tarde, el presidente Nicolas Sarkozy y su ministra de Justicia, Rachida Dati, ya anuncian una nueva ley para endurecer aquélla. Y la causa de tanta urgencia es el escándalo que ha causado en Francia el secuestro y violación el 3 de agosto de Enis, un niño de cinco años, por parte de un pederasta que había sido puesto en libertad el 2 de julio tras tres condenas. “El nuevo texto tiene que distinguir entre el cumplimiento de la pena y la garantía de seguridad necesaria para dejar a alguien en libertad”, explicaba ayer Sarkozy, al tiempo que prometía: “En 2009 dispondremos, en Lyon, de un hospital cerrado para el tratamiento de delincuentes sexuales”.

El niño Enis fue secuestrado y violado por Francis Evrard, un hombre de 61 años que había sido puesto en libertad el 2 de julio. Evrard había sido condenado en tres ocasiones (1975, 1985 y 1989), por atentados contra el pudor o violación de menores. Su última condena, mientras estaba encarcelado, la sufrió en 2004, por poseer en su celda imágenes pedófilas.

A la incapacidad para controlar a prisioneros que, sobre el papel, debieran estar bajo vigilancia –Evrard no tenía permiso para abandonar la región atlántica de Rouen pero su delito lo cometió en el norte, en Roubaix– se suma el escándalo de que uno de los médicos de la prisión de Caen le extendiese, justo antes de salir en libertad, una receta de Viagra.

Que los servicios penitenciarios ayuden a los violadores de menores a recuperar químicamente el vigor sexual ha sido comparado, por el padre de Enis, con “facilitar ametralladoras a los atracadores o bombas a los terroristas”. El médico de Caen asegura que desconocía las causas por las que Evrard estaba encarcelado y que el reglamento le impedía saber qué delitos había cometido.

Durante los cuatro años en que Sarkozy estuvo al frente del Ministerio de Interior sus sucesivas leyes no sirvieron para resolver el problema de la multirreincidencia. Desde ese cargo Sarkozy proclamó como norma la “tolerancia cero” respecto del delito y pocos meses más tarde ardieron 45.000 coches sin que nunca fueran detenidos y juzgados los incendiarios.

El drama vivido por Enis ha vuelto a poner sobre el tapete la solución del llamado “brazalete electrónico”, una solución que ya existe sobre el papel pero que apenas se emplea porque necesita de inversiones que no se han hecho. Ahora Sarkozy quiere que los delincuentes sexuales, cuando hayan cumplido su pena, “sean examinados por un colegio de médicos” y que ellos determinen si pueden ser dejados en libertad. En caso contrario deben seguir “en un hospital cerrado, bajo tratamiento, lo que puede permitirles tener numerosos permisos, o si no aceptan el tratamiento, aceptar entonces un encierro indefinido en esa institución hospitalaria”.

El presidente llegó incluso a hablar de la necesidad de aplicar la “castración química” a los autores de estos hechos.

En realidad, de poder aplicarse todos los reglamentos que prevén las sucesivas leyes, de existir los medios para que estas fuesen efectivas, es posible que no hiciera falta recurrir a crear esos “hospitales” especializados, que reclamarán un personal distinto al destinado a los centros penitenciarios pero que tampoco podrá estar constituido por simples médicos. Sarkozy, consciente de la importancia del caso Enis, no ha dudado en calificarlo como “un drama espantoso”, ni en recibir a la familia del niño –“no podía dejar de hacerlo”, dijo– ante el escándalo de “dejar en libertad depredadores” como Evrard y encima con una prescripción de Viagra en el bolsillo, “lo que hace aún más odioso lo odioso”.

La ministra de Sanidad, Roselyne Bachelot, también tiene como misión preparar otro tipo de hospital cerrado, destinado a los delincuentes en fin de condena pero afectados por graves trastornos mentales. “No se los puede dejar en libertad. No es un problema de derechas o izquierdas, sino de sentido común”, ha dicho un hiperactivo Sarkozy, que ayer lunes abordó con distintos grupos de ministros temas económicos, sanitarios, penitenciarios y de política inmigratoria.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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