“En Uruguay hay mucha más oposición a las pasteras que la que se conoce”, dice desde Colonia Agraciada Carlos Vico, uno de los productores rurales que convocaron al encuentro de uruguayos y argentinos que esta tarde empezarán a discutir cómo hacerle frente a Botnia y Ence, “y más en general, a un modelo de desarrollo de monocultivo forestal que nos vende la ilusión del progreso pero que nos va a dejar más pobres”. El lugar elegido para la reunión es un club de la localidad de Nueva Palmira ubicado a pocas cuadras de Ontur, el puerto internacional recientemente inaugurado para Botnia. El objetivo, armar una asamblea regional que pueda coordinar acciones de protesta en los dos lados del río.

En Gualeguaychú anunciaron que unos 60 autos van a viajar a Nueva Palmira. También anticiparon su decisión de cruzar los puentes grupos de vecinos de Concordia, Colón y Concepción del Uruguay, más organizaciones sociales como el Frente Darío Santillán y el MTD de Solano. “Del Uruguay esperamos a gente de diez departamentos”, detalla Vico; “es una cosa nueva para nosotros, así que vamos a ver cómo sale”.

–¿Por qué se concretó ahora?

–Creo que porque se empiezan a ver algunas consecuencias. El accidente que hubo en Botnia hace un tiempo, por ejemplo. Acá, además, hay zonas que ya se quedaron sin agua por los monocultivos forestales. En el departamento de Soriano, al lado de Mercedes, la municipalidad tiene que repartir agua todos los días, porque a los chacareros chicos que quedaron rodeados de forestaciones de eucaliptus se les secaron los pozos. Van y les dejan agua en tanques de plástico; esto es así y es conocido; se han hecho hasta documentales sobre el tema. Por otra parte, la gente está empezando a ver que la mano de obra que ofrecen estas empresas es una promesa con más fantasía que realidad. Es cierto que trabajan mil, dos mil y hasta cuatro mil personas cuando construyen una planta, pero una vez terminada quedan pocos puestos y la mitad son para extranjeros. Encima, las plantas de celulosa se instalan en una zona franca y no pagan impuestos, no dejan gran cosa para acá.

La reacción uruguaya se empezó a organizar con más fuerza después de que Ence decidiera su relocalización en Conchillas, en el departamento hasta ahora turístico de Colonia. Como primeras medidas de protesta, los productores encartelaron los frentes de los campos y de las casas. “Que hayan elegido este lugar es un disparate, porque va a dañar un departamento con una abundante producción agrícolo-ganadera, apícola, vitivinícola y turística”, dijo a Página/12 Juan Borgogno, de Tarariras. “Para nosotros el problema es un tema regional y de fondo; creemos que hay que hacer una defensa de un modelo de desarrollo sustentable, opuesto a este modelo basado en capitales que llegan de afuera y que pueden irse en cualquier momento.”

En Nueva Palmira se hicieron, por otra parte, cortes de ruta contra la instalación de Isusa, una fábrica de ácido sulfúrico que abastecerá a Botnia.

Entre los convocantes de la reunión de hoy, además de los productores de Colina Agraciada, hay grupos de Soriano, el Movimiento por el Trabajo, la Vida y el Desarrollo Sustentable de Fray Bentos, el Sindicato de los Trabajadores de la Forestación de Rivera y la asamblea del Callejón de Montevideo.

El contacto entre uruguayos y argentinos no es el primero, pero se prevé como el más numeroso de los que se organizaron hasta ahora. Sergio Llambí, un uruguayo residente en Gualeguaychú, resumió así las expectativas de la jornada: “Si juntamos fuerza, ambos gobiernos van a tener que buscar soluciones y trabajar en serio, porque cuando nos tenían más distanciados les resultaba fácil”.