Vie 02.11.2007

SOCIEDAD

Un adolescente asesinado dentro de un patrullero

La policía cordobesa detuvo a un joven de 18 años acusado de un supuesto robo. Dentro del patrullero recibió un balazo. Un fiscal desestimó la versión oficial y detuvo a un policía.

Un joven que había sido detenido y era llevado esposado en un patrullero resultó baleado en la cabeza y murió horas después, durante un confuso episodio registrado en Córdoba, por el que se ordenó la detención de un policía que estaba en el móvil.

El muchacho, Raúl Mola, de 18 años, fue internado el miércoles a la noche con muerte cerebral en el Hospital de Urgencias debido a que padecía lesiones cerebrales y cervicales, pero ayer a la tarde falleció, según informó el médico Francisco Flores, jefe de guardia del centro de salud.

El caso comenzó cerca de las 21 del miércoles, cuando la Policía detuvo en el barrio Remedios de Escalada, en el extremo norte de la capital cordobesa, a un joven que era buscado por supuestos robos a mano armada y que tenía antecedentes policiales.

Una vez apresado, los policías subieron a Mola al móvil, esposado, con intenciones de llevarlo hasta una dependencia policial y según informaron voceros de la fuerza en un primer momento, el joven extrajo un arma de fuego que llevaba escondida. De acuerdo con esa primera versión policial, luego desacreditada por la Justicia, el joven le disparó a una mujer policía que iba en uno de los asientos del móvil, luego se disparó en la cabeza y el mismo balazo rozó a la efectiva en la frente.

Pero apenas el fiscal Carlos Matheu comenzó a intervenir en el caso, dispuso el secuestro de las armas que tenían los efectivos y la detención del sargento primero Héctor León, perteneciente al Distrito 4 del Comando de Acción Preventiva (CAP). “Por lo investigado se avala la hipótesis de que se trató de un disparo que no tendría justificativo en el procedimiento”, sostuvo Matheu, quien explicó que, de acuerdo con el informe forense, el joven presentaba un disparo en la nuca con orificio de salida en el cuello. Por ese motivo, imputó al policía el delito de “homicidio calificado”.

Entre otras pruebas, el fiscal valoró el testimonio de la novia de Mola, que vive con él, quien relató que cuando los policías llegaron a su casa “lo tiraron al suelo, lo esposaron con las manos hacia atrás y le pegaron por todos lados”, delante de los vecinos. La chica aseguró que, poco después, los efectivos “entraron y secuestraron del cajón la pistola” que tenía su novio y mientras lo llevaban al patrullero “le pegaron un tiro al lado de los pies”.

“Me dijeron que me lo iban a devolver en un cajón y yo les decía no le peguen adelante mío”, afirmó. La joven descartó que Mola hubiera intentado suicidarse: “¿Cómo se va a matar si le pegaron dos tiros y ya le habían secuestrado el arma? Además le habían hurgado en los bolsillos”.

Por su parte, el padre del joven también negó que el muchacho haya tenido escondida un arma y dijo que fue agredido a golpes antes y después de haber sido subido al patrullero. “Tiene un tiro en la nuca, clavado en la columna, y otro en el lado izquierdo de la cabeza”, explicó. La madre, en tanto, reconoció que su hijo tenía antecedentes penales y que había intervenido en un asalto en el que una mujer quedó parapléjica, pero aseguró que no fue el autor del disparo.

Hasta ayer a la tarde, Mola estuvo internado en el área de emergencias y reanimación del hospital en coma profundo, con respirador artificial, pero falleció por las lesiones cerebrales y cervicales que presentaba. La sargento primero Silvia Sánchez, de 37 años, estuvo en el mismo centro asistencial, pero esta mañana fue dada de alta porque sólo recibió un “raspón” en la zona frontal.

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