Alejados de las casas que alguna –o ninguna– vez tuvieron, al menos 1029 adultos sobreviven actualmente a la intemperie en las calles porteñas, lo que representa un aumento del 30 por ciento en la cantidad de personas en situación de calle respecto de 2006, según un conteo realizado durante la madrugada de ayer por 21 equipos técnicos del área de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires.

Para el encargado del informe y director del Sistema de Asistencia Inmediata de la ciudad, Flavio Pirone, “no existe una explicación única” para el fenómeno, que responde a factores “que van desde la mudanza de personas pobres del conurbano bonaerense al centro porteño debido a su crecimiento económico, hasta las bajas a beneficiarios de planes sociales”.

Sin embargo, la ex ministra de Derechos Humanos y Sociales de la ciudad Gabriela Cerruti denunció que el “crecimiento alarmante” del número de adultos que sobreviven en las calles porteñas es el resultado del “recorte presupuestario” a los programas de atención social y de la “reducción de recursos” por parte del gobierno a los albergues públicos.

Más allá de las declaraciones cruzadas, el informe oficial indica que de las 1029 personas censadas, el 73 por ciento son hombres y el 12, mujeres. Al 15 por ciento restante no se le pudo identificar el sexo, ya que el conteo se realizó de madrugada y muchos de los sin vivienda “estaban durmiendo tapados con mantas”.

La cuarta parte de las personas contadas tenía entre 18 y 30 años; el 42 por ciento, entre 31 y 55; el 17 por ciento era mayor de 56; y a los restantes 185 no se les pudo estimar la edad, por las mismas razones que el sexo.

Un año atrás, la cifra oficial era de 793 personas, lo que implicó un descenso del 8 por ciento en comparación con 2005, y las principales concentraciones se habían “mudado” de San Telmo a Palermo y Recoleta. Hoy, las “paradas” más comunes volvieron a ser el microcentro, los alrededores de Retiro y Constitución, y los barrios de Once, Congreso, San Cristóbal y Monserrat.

Allí, algunos se afincan cerca de comedores comunitarios o restaurantes. En el primer caso, reciben la comida como donación; en el segundo, como sobras. Otros lo hacen en zonas comerciales y estaciones de trenes, donde subsisten con el fruto de su trabajo en el “circuito del rebusque”. Ni cartoneros ni mendigos fueron contemplados en el recuento.