SOCIEDAD
› PROYECTAN RESTAURAR EL CADAVER Y RECONSTRUIR LAS PARTES MUTILADAS
Perón vuelve con manos de reemplazo
A pedido del sobrino nieto de Perón, el Hospital de Clínicas se prepara para restaurar su cadáver, presuntamente deteriorado tras la profanación de 1987. El trabajo incluye la reconstrucción de las manos sustraídas en aquel hecho. La exhumación debe ser autorizada por Isabel Perón y dos jueces.
› Por Pedro Lipcovich
Perón vuelve. En el Hospital de Clínicas ya está todo dispuesto para la restauración de su cadáver, mediante los más modernos métodos de tanatopraxia que permitirían incluso reconstruir las manos, sustraídas en 1987. El pedido fue efectuado por Alejandro Rodríguez Perón, sobrino nieto del general y administrador de la bóveda familiar en el cementerio de la Chacarita, preocupado por el “deterioro” de los restos del general. El cuerpo ya había recibido un tratamiento de preservación luego de su fallecimiento, pero las condiciones de hermeticidad del ataúd fueron afectadas por la profanación. El especialista que dirigiría las tareas de restauración en el Clínicas tiene la esperanza de que las arterias no hayan sido muy afectadas, ya que por ellas se inyectarían productos para recuperar los tejidos. La exhumación debe ser autorizada por dos jueces: el que investiga la sustracción de las manos y la jueza a cargo de la demanda que efectuó una supuesta hija de Perón. También se requiere el consentimiento de su viuda, María Estela Martínez, que postergó su definición hasta que la jueza haga conocer la suya.
El 8 de agosto pasado, Alejandro Rodríguez Perón, sobrino nieto del general y administrador de la bóveda familiar, presentó ante la Facultad de Medicina de la UBA un pedido para realizar una “restauración y conservación de los restos del excelentísimo señor presidente de la Nación teniente general Juan Domingo Perón”. El 13 de agosto, la Facultad de Medicina emitió una resolución por la que “autoriza el uso de las instalaciones de la morgue de la Facultad” y fija “un arancel simbólico de un peso por el uso de las instalaciones”, a la vez que “deja establecido que la tarea no constituye ninguna erogación para la Facultad”.
Entretanto, la Facultad había girado copia del pedido al juzgado en lo criminal y correccional Nº 27, a cargo de Alberto Baños, donde se efectúa la investigación por la profanación del cadáver de Juan Domingo Perón, al que le fueron sustraídas las manos en 1987. Según una alta fuente de la UBA, “personal del juzgado concurrió al Clínicas para examinar las condiciones de seguridad de la morgue, donde se efectuaría el trabajo, y efectuaron recomendaciones que incluyen el sellado de las ventanas del recinto”. Durante los trabajos, el local contaría con custodia especial dispuesta por el juzgado y a cargo de la Policía Federal.
Los trabajos serían dirigidos por Daniel Carunchio, segundo jefe de la morgue de la Facultad de Medicina de la UBA y uno de los escasos especialistas en “tanatopraxia”, o embalsamamiento, que hay en la Argentina (ver nota aparte). El cadáver de Juan Domingo Perón ya había sido embalsamado inmediatamente después de su muerte, el 1º de julio de 1974. “Si el cadáver no fue tanatopraxeado antes de la inhumación, ya a la semana se encuentra en avanzado estado de descomposición, y con el transcurso del tiempo uno no encuentra nada sobre lo que trabajar. En cuanto al cuerpo de Perón, en 1995, cuando se efectuó un reconocimiento clínico forense por la causa del robo de las manos, estaba en relativamente buenas condiciones, pero no sabemos cómo estará ahora, ya que, aparentemente, el ataúd no quedó del todo bien sellado.”
Los cuerpos que han pasado por la tanatopraxia se guardan en una caja metálica –de zinc, bronce o cobre– que va por dentro del ataúd y debe quedar herméticamente sellada con soldadura de estaño.
“Si el cuerpo está medianamente bien, podremos utilizar sus arterias para inyectar sustancias que permitan recuperar tejidos”, se esperanzó Carunchio. Los trabajos incluirán “la reconstrucción de todo el cuerpo. Además de las inyecciones arteriales, se utilizarán ceras y otros productos adecuados para lograr la textura y humedad de la piel, en forma tal de conseguir una apariencia natural”. Si las arterias no son utilizables, las inyecciones se aplican en forma local. En cuanto a las manos del cadáver, “las características de la restauración van a ser decididas por la familia: se puede recurrir a prótesis o tallarlas en cera. En todo caso, a la vista van a quedar totalmente naturales –afirmó Carunchio–. No hay que olvidar que el cuerpo viste uniforme de teniente general, y por lo tanto lleva guantes”.
Ayer, Alejandro Rodríguez Perón reafirmó a este diario “la necesidad de restaurar el cuerpo: habría que haberlo hecho inmediatamente después de la profanación, que fue la causa de su actual deterioro; incluso el féretro se halla en mal estado, con peligro de romperse”. Según Rodríguez Perón, “nuestra familia le pidió a Carlos Menem, durante los diez años de su presidencia, que hiciera algo al respecto, pero no lo hizo”. El deudo vinculó su solicitud “con el proyecto que lleva adelante el senador Antonio Cafiero para trasladar el cuerpo a un panteón adonde todos puedan concurrir para rendirle homenaje”.
Cafiero, consultado por este diario, fue cauteloso: “El propósito de hacer un mausoleo a la memoria de Perón y Evita (que se ubicaría en la localidad de San Vicente) no es sólo mío sino de mucha gente; por mi parte, no presenté hasta ahora ningún proyecto de ley en ese sentido”. En cuanto a la restauración del cadáver, el senador advirtió que “no me parece mal, pero todavía falta el consentimiento de María Estela Martínez de Perón”. Humberto Linares, abogado de la viuda de Perón, sostuvo que “por ahora, la exhumación no podría tener lugar a causa de una medida de no innovar que la jueza Irene Martínez Acosta dictó en la causa en la que Marta Susana Holgado pretende ser hija natural de Juan Domingo Perón. Cuando esa medida se levante, será el momento de preguntarle a la señora María Estela Martínez de Perón con respecto a la restauración del cadáver de su difunto esposo”.
Subnotas