SOCIEDAD › LA UNIVERSIDAD, SIN CLASES HASTA MARZO DE 2008
Carlos Ravera, un profesor de 60 años de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y una de las víctimas del incendio de la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería, murió ayer por las graves quemaduras que sufrió su cuerpo. Así, ya son tres las víctimas mortales del siniestro. En tanto, el Consejo Superior, a pedido de la Asamblea Interclaustro, suspendió por unanimidad el período académico, hasta marzo de 2008. Además, declaró el estado de emergencia de la casa de estudios y creó una comisión interna para que evalúe y garantice la seguridad en la institución.
El docente tenía “quemaduras en más del 80 por ciento del cuerpo y en las vías respiratorias y perdió la vida tras una crisis renal que se prolongó por días”, informó Carlos Simón, director del Hospital de Córdoba, del que depende el Instituto del Quemado. “Estamos muy tristes”, dijo el rector de la UNRC, Oscar Spada.
Mientras tanto, el juez subrogante Oscar Valentinuzzi, el mismo que investiga las explosiones de Río Tercero, intenta determinar el origen de los tambores –la policía no halló registros de la entrada de los recipientes– y los fines de la investigación. Además, los peritos indagan si hubo o no negligencia de los alumnos o docentes en la manipulación de las sustancias.
Como consecuencia de la tragedia perdieron la vida la semana pasada Juan Andrés Politano, de 22 años, estudiante de ingeniería química, y Lilian Giacomelli, de 42 años, ingeniera química de la UNRC.
En tanto, la Conadu-Histórica (Federación Nacional de Docentes, Creadores e Investigadores Universitarios) convocó ayer a un paro nacional para el 19 de diciembre en rechazo a las políticas de seguridad existentes en las universidades, que devienen en “condiciones impropias para que docentes e investigadores puedan trabajar”.
El siniestro ocurrió el miércoles pasado cuando una serie de estallidos en unos tambores de hexano –entre 15 y 18– en la Planta Piloto, ubicada en el campus de la universidad, provocó un incendio. En el galpón un grupo de docentes y alumnos realizaba una investigación con sustancias inflamables. De acuerdo con el testimonio de los testigos, una grúa intentó levantar uno de los recipientes pero se rompió y al caer al suelo provocó una reacción en cadena.
En el mismo centro de salud se encuentran internados los investigadores Miguel Angel Mattea y Gladys Baralle de Simone. “Ninguno está fuera de peligro, son pacientes que pueden complicarse en cualquier momento”, explicó el médico. Mattea es una eminencia en ingeniería química y es director del grupo de investigación Gidpo (Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos), uno de los equipos de la facultad y el que se encontraba trabajando en el lugar del estallido.
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