Lo dijo el director de la Guardia de Auxilio y Emergencia de la ciudad, después de evaluar que la construcción no sufrió daños estructurales. Informe de los daños a los departamentos vecinos.
› Por Eduardo Videla
El edificio de Lavalle 2257, que fue destruido esta semana por un incendio, “no necesita ser demolido dado que no presenta riesgo estructural”, confirmó a Página/12 el director de la Guardia de Auxilio y Emergencias del gobierno porteño, el arquitecto Claudio Pascalli. Tampoco hay riesgos para el edificio vecino: los 39 departamentos están en condiciones de ser habitados, en lo que a estructura edilicia se refiere, aunque muchos de ellos, especialmente los linderos con el edificio quemado, tienen severas filtraciones de agua –producto del trabajo de los bomberos– y las huellas de las columnas de humo negro.
Si bien el edificio incendiado no será demolido, personal de la Guardia de Auxilio porteña apuntalará algunas de sus paredes, especialmente las internas, que resultaron más afectadas por el fuego y pueden derrumbarse. “Lo único que se va a demoler son algunas partes sueltas de mampostería”, informó Pascalli. Sin embargo, esas tareas aún no empezaron, ya que el edificio todavía estaba, hasta ayer, bajo control de la Justicia. “La fiscalía todavía no liberó el lugar, porque los bomberos estuvieron haciendo los últimos peritajes”, aclaró Pascalli.
Personal de la Guardia de Auxilio porteña revisó uno por uno los departamentos del edificio de Lavalle 2279, vecino al incendiado, y dictaminó que todos están en condiciones de habitarse. Realizó además para cada uno de los propietarios un “informe técnico” de las condiciones en que se encuentra el edificio, información que podría ser utilizada por los damnificados para iniciar un reclamo por daños y perjuicios contra los dueños de Ciudad Cotillón, el comercio que se incendió el lunes.
–Si la empresa puede llegar a ser insolvente, ¿ese reclamo podría trasladarse al gobierno de la ciudad? –preguntó este diario a Pascalli.
–No creo. El responsable en primera instancia es el comercio y, luego, el dueño del edificio, que responde con su propiedad. Además, el reclamo debe hacerse a la compañía aseguradora.
El local comercial donde se produjo el incendio fue habilitado sólo para funcionar en su “planta baja y planta alta”. El lugar estaba en falta, ya que el fuego se originó en los pisos superiores, donde había materiales almacenados.
La habilitación se hizo por medio del expediente 049280 como “comercio minorista”, para la venta de una amplia gama de rubros: “cotillón, juguetes, librería, papel, cartón, mercería, botones, máquinas para oficina, ortopedia y equipos de precisión para uso científico”, según confirmaron fuentes de la Dirección de Fiscalización y Control de la ciudad.
Lo cierto es que según los archivos del sistema de fiscalización porteño, desde que fue habilitado, el 25 de abril de 2005, el local nunca fue visitado por inspectores de la ciudad. Tampoco se registraron denuncias de vecinos de supuestas irregularidades, como la existencia de un depósito clandestino. El abogado de los dueños del local, Ernesto Cáceres, salió a aclarar que la habilitación de los pisos superiores “estaba en trámite, pero no lo aprobaron porque no estaban dando habilitaciones”, dijo.
El fuego se inició el lunes, alrededor de las 15. El material almacenado era altamente inflamable: había elementos de polietileno, caretas y disfraces, artículos de tela y de papel, juguetes de plástico, enumeraron los responsables de Bomberos y Defensa Civil. Al arder, el plástico liberó columnas de humo negro altamente tóxicas, que obligaron a los vecinos a autoevacuarse. La gran combustibilidad de los materiales fue lo que hizo tan difícil extinguir el incendio.
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