Las indagatorias y los testimonios que tomó en las últimas horas el juez federal de Campana, Federico Faggionato Márquez, dieron pie a otros seis allanamientos en oficinas del centro porteño, galpones de la zona norte y una terminal portuaria del Dock Sud, en busca de la conexión entre una organización de narcos mexicanos y el triple crimen de General Rodríguez. Fuentes de la investigación revelaron que fue decisiva la ampliación de la declaración indagatoria del único argentino detenido como miembro de la banda de los narcos mexicanos, Luis Tarzia (61). También aportaron importantes datos el testigo protegido Pablo Florentín y Solange Bellone, viuda de Sebastián Forza, una de las víctimas de General Rodríguez.

Según la agencia Télam, la fuente reveló que Tarzi le dijo al juez federal que Mario Magallanes, el ex socio Ariel Vilán –suicidado hace dos semanas—, fue quien le presentó hace cinco años a Forza, para, según se sospecha, realizar operaciones comerciales con efedrina. Por su parte, Solange Bellone le reveló al magistrado que al menos una vez había visto a su marido reunido con Tarzia. Y Florentín reconoció haber escuchado a Forza comunicándose con Tarzia.

De esta manera, por primera vez se encuentran datos precisos que determinan una triangulación de vinculaciones que permiten relacionar a los empresarios dedicados a la comercialización de drogas legales con la organización de narcotraficantes. En esta hipótesis, los pesquisas consideran que el factor común de estas conexiones es la provisión de efedrina a la banda mexicana para la producción de drogas sintéticas en el país, con el fin de traficarlas al exterior. La ruta de la efedrina sería el hilo conductor para llegar al móvil del triple crimen de General Rodríguez y la motivación del suicidio de Vilán.