A través del Decreto Nº 1705, el Ejecutivo nacional deja afuera del cambio de hora oficial a 12 provincias del territorio argentino, las que se ubican al pie de la Cordillera de los Andes. Seis de ellas, Mendoza, San Juan, San Luis, Catamarca, Salta y Neuquén, se rebelaron de antemano y decidieron no adelantar el reloj previo a la normativa presidencial. Ahora, el gobierno sumó otras seis, dejando una hora atrasadas a la mitad más una de las provincias del país.

Hasta el jueves a última hora, La Pampa estaba dispuesta a modificar su hora oficial a partir de las cero del domingo. Sin embargo, ayer dio marcha atrás, según lo dispuesto en el nuevo decreto presidencial, por lo que sus habitantes no deberán adelantar las agujas de sus relojes. “La decisión fue tomada en base a lo que se sostuvo desde el Gobierno nacional. Sin embargo, la experiencia durante el último verano respecto al uso de energía fue buena”, sostuvo el subsecretario de Planificación provincial, Gustavo Fernández Mendía.

Por su parte, Río Negro también hizo caso a las órdenes de Nación. En un comunicado de prensa emitido desde la Secretaría de Comunicación oficial, el gobierno provincial confirmó que en ese territorio no se modificará el huso horario, continuando en el -3. “La semana pasada se le había hecho un pedido informal a la Presidenta para rever la modificación, aunque de no obtener respuesta la provincia iba a adherir a la medida por una cuestión de solidaridad”, confió el secretario de Comunicación de Gobernación, Claudio Nozzoni.

Un sondeo en la opinión pública realizado recientemente demostró que “la opinión pública no estaba demasiado conforme con el cambio porque impactaba mucho en su vida cotidiana. A las 23 todavía es de día”, explicó Nozzoni. Luego de conocido el nuevo decreto, las autoridades respiraron tranquilas. Se ahorraron una discusión.

Algo similar ocurrió en La Rioja, una de las provincias del noroeste del país cuyas autoridades aún no habían definido su postura el jueves pasado. Los mismos voceros que entonces señalaron que el gobernador Luis Beder Herrera necesitaba dialogar con sus pares para tomar una decisión, confirmaron ayer que el decreto presidencial “le había dado un cierre al tema, así que La Rioja no modifica su horario”. Por su parte, Beder Herrera enfatizó en declaraciones a los medios locales que lo apuntado por el Ejecutivo nacional fue “el camino más acertado ya que aquí en la provincia el ahorro no había sido significativo”.

La decisión de Chubut también fue tardía. Hasta ayer no había una postura declarada por parte del gobierno. La definición llegó pasado el mediodía, luego de que se conociera el anexo del Ejecutivo nacional. El documento en el que Chubut integraba el grupo de las 12 provincias exentas del cambio fue leído por el vicegobernador Mario Vargas en una conferencia de prensa de la que también participó el jefe de Gabinete de la provincia, Norberto Yauhar. “No fue una decisión independiente, sino que forma parte de la posición que tomaron el resto de las provincias patagónicas”, destacó Yauhar, con lo cual los motivos no difieren de los referidos en los demás casos. “Se trata de una medida que genera mucho impacto en la gente y no implica mucho ahorro, cosa que sí puede llegar a suceder en los grandes centros urbanos cercanos a la Capital”, detalló. Lo mismo ocurrió en Santa Cruz, que también formó parte del acuerdo entre las provincias del sur del país para no modificar el horario.

En Tierra del Fuego, el decreto de la Presidencia cayó de sorpresa. “Ya se había redactado el decreto de adhesión al adelantamiento de una hora cuando la Presidenta (Cristina Fernández) saca otra orden modificando el primero y plantea que la región de Cuyo y la Patagonia quedan exceptuadas del cambio horario”, explicó el secretario de Gobierno fueguino, Ricardo González.

La idea de las autoridades locales era mantenerse articulados con la región lindera, con lo cual “siguiendo la determinación del resto de las provincias de la Patagonia, “la hora oficial en Tierra del Fuego continuará sin modificaciones”, ratificó Dorfman.

Informe: Ailín Bullentini.