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La opinión de un penalista
“En este caso no correspondería utilizar la tipología de extorsión y tenencia de armas de guerra –consideró el abogado penalista Eduardo Guarna–. A lo sumo podría pensarse en una intimidación. También habría que analizar las circunstancias del hecho y los atenuantes que podría haber, tratándose de un hombre enfermo que pretendía retirar dinero de su propia cuenta bancaria”.
Para el abogado, si lo que Roglich fue a buscar fueron sus ahorros, habría un atenuante de responsabilidad. “El artículo 34 del Código Penal justamente establece que existe un atenuante cuando una persona comete un delito para evitar uno mayor –sostuvo–. En esta situación, el hombre pretendía apropiarse de lo que legítimamente le pertenece. Desde el punto de vista penal es, de todos modos, un caso bastante atípico. No comparto la idea de la extorsión, podría haber sido un robo con armas, pero no es ni un robo ni con armas. No hay manera de tipificarlo penalmente. Para juzgarlo se tendrán en cuenta las exenciones de responsabilidad previstas por el artículo 34, con el objetivo de evitar un mal mayor. Podría tener alguna semejanza con la figura del hurto famélico, sin violencia, que se comete cuando uno roba para comer. Uno debe demostrar bajo este tipo que no tiene trabajo y padece hambre, por ejemplo, si se roba un sandwich o un pedazo de pan. Así queda claro que el estado de necesidad es mayor”.
Según Guarna, la situación de Roglich “entra dentro del resguardo del bien mayor. En cuanto a la granada, si el arma de fuego no reúne las características de tal, es decir, si sólo es una carcaza, no se considera como arma, por lo que la figura de tenencia de armas de guerra no cabe en este caso”.
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