La culpa no es del chancho sino del que lo contagia: los cerdos afectados por la gripe A, en una granja del norte de la provincia de Buenos Aires, habrían sido infectados por dos empleados del establecimiento, que fueron a trabajar estando engripados. Según el Senasa, la granja es “de alta bioseguridad”, sin perjuicio de lo cual se dispuso su “interdicción”, prohibiéndose la entrada y salida de personas y animales. También se efectúan análisis de cerdos de todas las granjas situadas en un radio de tres kilómetros. El Senasa destacó nuevamente que “el virus no se trasmite por ingesta de carne de cerdo”.

“El problema no fueron las condiciones del establecimiento, ya que se trata de un predio de alta seguridad”, señaló Carlos Chichizola, responsable de comunicación del Servicio Nacional de Seguridad Animal (Senasa). “Sospechamos que se trató de un contagio de humano a animal: en más de 90 días no habían entrado ni salido animales de la granja y, además, un par de empleados habían ido a trabajar con síntomas de gripe, sin haber efectuado consulta médica. En cuanto a los animales contagiados, la mortalidad fue del uno por ciento, considerada normal; el resto ya se recuperó de los síntomas”, agregó.

La detección del virus A (H1N1) humano, en estos animales, se verificó cuando “a cinco de los que murieron se les tomaron muestras de sangre que se mandaron a analizar”, precisó Chichizola. A partir de eso, “siguiendo las indicaciones de los manuales de crisis, se trazó un radio de tres kilómetros desde la granja donde se produjo el brote: en todos los establecimientos se hacen muestras de sangre a los animales”.

En cuanto a una posible trasmisión del virus de cerdos a humanos, Chichizola recordó que “el H1N1 no se trasmite de cerdo a humano, sino entre humanos, sin perjuicio de que se haya originado en un virus porcino”.