Hay alrededor de 800 mujeres presas por tráfico de drogas en la Argentina, la mayoría son mulas y el 40 por ciento son extranjeras. Estos datos de julio pasado fueron difundidos por el juez Martín Vázquez Acuña a Página/12, quien integra el Comité Científico que asesora sobre el tema drogas al jefe de Gabinete Aníbal Fernández y conoce de cerca (mejor dicho, de adentro) la situación de las cárceles.

“La pena de cuatro años, como pena mínima, es mucho para una mulita. Son personas muy pobres en general, que vienen de América latina o Europa oriental”, detalló el magistrado. La pena máxima prevista para este delito es 15 años. El fenómeno no se limita al transporte aéreo, tiene su costado terrestre en las provincias de Salta y Jujuy, donde la situación se tornó realmente grave. Allí, según denunció la Defensoría General de la Nación, se llegaron a crear cárceles en containers por la saturación de unidades penitenciarias para mujeres.

En caso de que alguien que lleva cocaína en el estómago tenga un problema de salud luego de pasar los controles, los narcos mismos, en complicidad con médicos, se encargan de abrir el cuerpo de estas personas para extraer la droga. Los narcos suelen llamar “envases” a las mulas. Página/12 publicó hace tres años una investigación hecha por la morgue forense porteña. Allí se determinó que, en el período 2005-2006, aparecieron once cadáveres de ingestados en diversos puntos de la ciudad de Buenos Aires.