Gran anticipo real gran. Hoy, en el Palacio Real del Dam, Guillermo Alejandro y la futura lady Max saludarán a amistades e invitados oficiales, en un prefestejo, una recepción según marcan los estrictos cánones protocolares. El sábado tendrá lugar la ceremonia propiamente dicha, a la que no se tendrá acceso más que por televisión. Pero un día antes, el viernes, a las 19.15 de Amsterdam, los holandeses comunes y mortales se despacharán a sus anchas, en el estadio de Ajax, donde se calculan unos 50 mil invitados. Se estima que los novios pasarán a saludar, con las manitas y desde lejos.
La ceremonia fundamental se iniciará el sábado a las 10.15, hora de Amsterdam, es decir, seis y cuarto de la mañana local. Primero será la ceremonia civil, en el antiguo edificio de la Bolsa de Comercio. Minutos después, los novios cruzarán la calle para iniciar la ceremonia religiosa en la iglesia Nieuwe Kerk, donde tres mil invitados seguirán los pasos de la pareja según el ritual protestante reformado. Se reservó un pequeño espacio para que el cura católico argentino Rafael Braun –elegido por lady Max y defensor de la dictadura, según denunciaron organismos de derechos humanos– lea algunos trechos de la Biblia a su estilo. Después, la pareja real se dirigirá en carroza real hasta el palacio, donde, desde el balcón, saludarán al pueblo.
Desde la perspectiva holandesa, los argentinos siguen con escaso entusiasmo los preparativos. Será quizá por la diferencia horaria –hay que tener en cuenta que se casan a las seis de la mañana–, o tal vez por la distancia. También es posible que lady Max no parece estar ligada en el ámbito local a ninguna de las preocupaciones cotidianas.
Ayer, un cable de una agencia internacional informaba que “de los cuatro canales de televisión abierta de la capital argentina sólo uno transmitirá la boda y en diferido”. También mencionaba con asombro que la pareja no es tapa de “las dos revistas del corazón más selectas”, Caras y Gente, que eligieron otros protagonistas para sus portadas.