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Los holandeses en el país
Los holandeses tendrán, a partir del sábado, una princesa argentina. Para la comunidad de ese país aquí, el casamiento de Máxima Zorreguieta con el príncipe Guillermo Alejandro será el broche de oro a un vínculo que lleva más de tres siglos.
La historia de los holandeses en Argentina se remonta al siglo XVII cuando varios grupos de corsarios navegaron por esta región sin idea de quedarse. La primera flota importante que ancló frente a Buenos Aires estaba integrada por cinco barcos, de los cuales tres desaparecieron, uno fue capturado y el restante –capitaneado por Sebald de Weert– logró ocultarse en el actual Estrecho de Magallanes. En su viaje de regreso a su país de origen, De Weert recorrió las costas de las Islas Malvinas. La llegada de los holandeses a estos mares no puso contentos ni a los españoles ni a los ingleses, que se disputaban su dominio, sobre todo cuando Guillermo Schouten y Jacobo Le Maire descubrieron el acceso al Pacífico por el estrecho de Le Maire y el Cabo de Hornos.
Entre los primeros holandeses radicados en Argentina se menciona al jesuita Philips van der Meeren, que restauró una misión religiosa junto al lago Nahuel Huapi. Ya en el siglo XIX –entre 1857 y 1860– 42 holandeses llegaron al país en calidad de inmigrantes, aprovechando la oportunidad de viajar en forma gratuita que ofrecía el gobierno argentino. Años después, entre 1871 y 1889, ingresaron a la Argentina más de 4.500 holandeses que se instalaron definitivamente en el país. Muchos de ellos llegaron para trabajar en las grandes obras de construcción de puertos y canales en La Plata, Rosario y Santa Fe, aunque también hubo núcleos de agricultores y campesinos que se establecieron en los campos bonaerenses.
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