SOCIEDAD • SUBNOTA
Si antes del terremoto 1,9 millón de haitianos necesitaban asistencia urgente para evitar el hambre, después del sismo los especialistas definen la situación alimentaria en la isla caribeña como “catastrófica”. Un ejemplo: “Haití es un país que tiene una triste particularidad. Más del 80 por ciento de su población vive bajo la línea de pobreza y el 60 por ciento de los alimentos que consumen son importados. Con los puertos marítimos bloqueados y las carreteras destruidas las condiciones de vida actuales son infrahumanas”, dijo a Página/12 Elio Rujano, vocero panameño del Programa Alimentario Mundial (PAM) de la ONU. Para responder a la emergencia, el PAM comenzó a distribuir en el centro de Puerto Príncipe galletas nutritivas de alta energía y transportó unas 86 toneladas de comida que alcanzará para cubrir un máximo de siete días.
En los 20 minutos que duró la comunicación telefónica con este diario, Rujano repitió infinidad de veces la fórmula coloquial de la desnutrición en Haití. “Desde el miércoles –el día posterior al terremoto– estamos haciendo lo que podemos, no lo que por logística sería lo mejor”, dijo desanimado el vocero de la PAM. El motivo: “Tenemos varios depósitos con comida en Puerto Príncipe, pero el terremoto derribó una de las paredes de contención y varias personas fueron a buscar refugio dentro. Lamentablemente, les tuvimos que pedir a los Cascos Azules que los desalojaran para empezar a distribuir los alimentos entre toda la población”.
Informe: Mariana Seghezzo.
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