Jue 26.08.2010

SOCIEDAD • SUBNOTA  › EL TRABAJO PSICOLóGICO

Cuestión de ánimo

› Por Christian Palma

Desde Santiago

Las muestras de cariño reflejadas en los diversos artículos y obsequios que han comenzado a llegar al campamento La Esperanza van mermando en parte el sufrimiento y angustia por los cuales transita este puñado de chilenos curtidos por el inclemente sol de la mañana y las temperaturas bajo cero que se dejan caer sin compasión en el oscilante desierto chileno por la noche.

Es que todo lo que se envía al interior de la mina son verdaderos tesoros para los trabajadores que ya tomaron el peso a la cruda realidad, esa que dice no verán la luz del día al menos hasta diciembre.

La tragedia, que no sólo ha conmovido a Chile, sino a buena parte de mundo, fue descrita como “un infierno” por Luis Urzúa, uno de los mineros que la tarde del martes conversó telefónicamente con el presidente Sebastián Piñera. Urzúa y Mario Gómez son los mineros con más experiencia de los 33 atrapados desde el 5 de agosto. Por esta razón, han asumido el control de las actividades al interior del socavón en donde se encuentran, como las rutinas de alimentación, trabajo, descanso y sueño. Y, por supuesto, calmar la ansiedad y la presión de estar bajo miles de toneladas de piedras y tierra.

Atento a esta situación, el entrenador de la selección chilena, Marcelo Bielsa, envió ayer una remera autografiada de “La Roja” hacia el yacimiento San José. La prenda iba dirigida al minero Franklin Lobos, ex jugador de fútbol y ex compañero de Iván Zamorano en Cobresal, el equipo profesional que representa a la Región de Atacama.

Diego Rivarola, otro argentino que juega en el país y que defiende a la Universidad de Chile, hizo lo propio con Jimmy Sánchez (19), el más joven de los trabajadores sepultados y cuyo grito a favor del club de sus amores se escuchó fuerte el lunes, día que se hizo el primer contacto auditivo entre el refugio y la superficie.

El parte médico de ayer, entregado por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien asumió la vocería de las labores de rescate, destacó que todos los trabajadores se encuentren en buen estado, pero reconoció que será un gran desafío mantenerlos de igual manera el tiempo que dure el rescate.

“Se está montando una tarea de gran envergadura: ser capaces de mantener bien alimentados y sanos psicológicamente a un grupo de 33 trabajadores que están enterrados en la galería de una mina a 700 metros de profundidad es una misión sin precedentes en la historia médica”, dijo la autoridad.

En esta línea, precisó que los mineros están conscientes de que el tiempo para sacarlos desde el interior de la mina no será breve, pero los plazos aún no se les han informado con certeza, pues requiere de un trabajo psicológico más fino. “Hemos podido decirles que ellos no van a ser rescatados antes de las fiestas patrias y les hemos dicho que podrían estar con sus familias antes de Navidad. Ellos lo han aceptado y están tranquilos”, indicó el facultativo.

Otro de los líderes que van asumiendo funciones clave en el interior del yacimiento es Johnny Barrios. Este trabajador posee conocimientos sobre primeros auxilios, por lo cual fue designado monitor médico y su primera tarea fue examinar a cada uno de sus compañeros.

Ayer quedó habilitado un segundo sondaje, que permitirá mantener la comunicación sin interrupciones. Incluso se espera realizar una videoconferencia con los trabajadores este fin de semana.

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