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• SUBNOTA › COMO ES PUNTA SIN LA CLASE MEDIA ARGENTINA
Falando portugués en Gorlero
Punta del Este, más exclusiva que nunca. Pasada la temporada negra de 2002, en la que el corralito argentino le asestó un duro golpe, el principal destino turístico uruguayo ya no es la cancha en la que los argentinos se sienten locales. La clase media que no podía faltar a esa cita, este año se reparte entre Mar del Plata, Pinamar y Cariló, y quienes todavía eligen La Mansa o José Ignacio hoy comparten cartel con los nuevos protagonistas: la clase alta latinoamericana, especialmente brasileña, que aterrizó en Carrasco junto con europeos y norteamericanos y que, aunque arrasa con la hotelería y gastronomía de lujo, no puede mitigar la ausencia de la clase media argentina.
Porsche, Jaguar, Mercedes Benz y 4x4 recorren las calles de Maldonado y los hoteles de 4 y 5 estrellas registran ocupación completa desde diciembre. “Es impresionante, es casi como un desfile de autos de lujo a toda hora, en todas las playas. Ahora, en lugar del ‘che boludo’ y el ‘tipo que’, por la calle se escucha hablar en portugués, inglés y francés como nunca”, ilustró Gerardo, empleado de un hotel céntrico.
En tanto, el circuito de lujo trabaja al ciento por ciento. “La llegada de europeos, brasileños y argentinos de muy alto poder adquisitivo no compensa la notoria ausencia de la clase media argentina, segmento muy importante para el sector inmobiliario, ya que representa el 85 por ciento del turismo habitual”, explicó Alberto Prandi, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Punta del Este (Adipe). Así es como, a pesar de que los alquileres bajaron sus precios en dólares entre un 40 y un 50 por ciento, las propiedades menos lujosas, casas bajas y departamentos siguen vacías.
Antes del comienzo de la temporada, la Adipe aconsejó reducir los precios hasta un 50 por ciento. La recomendación fue aceptada no sólo en el sector inmobiliario sino también en gastronomía “por lo que ahora, con los desmedidos aumentos que se ven en los balnearios argentinos, Punta del Este va a ser otra vez una opción posible”, definió Prandi. Así, a partir de 500 dólares se puede alquilar un departamento de dos ambientes por quince días y se puede cenar en un restaurante del puerto por cinco, precios insólitos para Punta del Este en cualquier otra temporada.
La ausencia de la clase media argentina se reflejó también en la caída de vuelos, que en la última semana de diciembre registró una merma del 43 por ciento con respecto al año anterior. “La ausencia argentina se nota porque los hoteles de 1, 2 y 3 estrellas están muy mal pero se siente aún más en otros destinos como La Paloma y Piriápolis. De cualquier manera, se están superando las expectativas”, dijo a Página/12 el ministro de Turismo uruguayo, Pedro Bordaberry. Según datos de ese organismo, lo que sucedió en Punta del Este es un cambio cualitativo muy importante que se refleja en la llegada de un 35 por ciento más de europeos, un 30 por ciento más de chilenos y casi un 10 más de brasileños.
Aunque no creció tanto en número, la clase alta paulista es la que más colabora con el cambio del paisaje de Maldonado. Los brasileños llegan en avión y se alojan en hoteles cinco estrellas casi exclusivamente. En tanto, vía terrestre trasladan sus autos en camiones hasta Chuy, el límite con Uruguay. Desde allí, choferes profesionales manejan los Porsche y los Jaguar hasta José Ignacio. “La burguesía brasileña encontró en Punta del Este la seguridad que San Pablo no tiene. Poder ir en el Porsche al supermercado sin ningún guardaespaldas es el sueño que acá pueden hacer realidad”, coincidieron operadores turísticos y funcionarios uruguayos.
Producción: Paula Bistagnino
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