- En el libro La presencia africana en nuestra identidad, Dina Picotti cita datos estadísticos registrados durante el Virreinato para dar cuenta de la presencia africana en el país: un tercio de la población del Buenos Aires colonial era africana esclava, en Mendoza alcanzaban el 24 por ciento, en Santiago del Estero el 54 por ciento, en Tucumán el 64 por ciento y en algunas localidades del centro del país alcanzaban hasta el 90 por ciento.

- En abril de 2005 se realizó en los barrios de Monserrat, en la Ciudad de Buenos, y Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Santa Fe, la prueba piloto “Más allá de los promedios: afrodescendientes en América Latina”. El estudio fue respaldado por el Banco Mundial y realizado por el Indec y la Universidad Nacional de Tres de Febrero con el asesoramiento de dos referentes de organizaciones de afrodescendientes. Sobre la muestra de 1200 hogares, el relevamiento estimó que en el país “el número de afrodescendientes asciende entre el 4 y 6 por ciento de la población total del país; unos dos millones de personas”. El informe también indicaba que “las mujeres y los hombres afrodescendientes de América latina representan alrededor de la quinta parte del total de la población de la región y, junto a los pueblos indígenas, son los más pobres del continente”.

- En 2007, Picotti, como coordinadora de la Especialización en Estudios Afroamericanos e Indoamericanos de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), presentó un informe del proyecto “La reciente migración africana y afroamericana en la Argentina” junto con Boubacar Traore, maestrando de la misma universidad, y Miriam Gómes, presidenta de la Unión Caboverdeana de Dock Sud. “Desde comienzos de la década de 1990 se viene verificando una corriente inmigratoria procedente del occidente africano, de países como Mali, Senegal, Mauritania, Liberia y Sierra Leona. Al comienzo reducida, en los últimos años más notoria. Llegan a causa de la inestabilidad social y política de sus países o de la pobreza y falta de oportunidades de trabajo, atraídos por la idea de encontrar cierto desarrollo y equilibrio económico y social en la Argentina –explicó Picotti–. La mayoría son varones jóvenes que se desempeñan como mano de obra en la construcción y obras viales, en el trabajo artesanal y, en gran medida, en la venta ambulante. Una minoría está ligada a empresas internacionales y a emprendimientos culturales o ejerce una profesión. Al mismo tiempo, se verifica una inmigración de países latinoamericanos, para los que se da la ventaja de no requerir visa. En su mayoría, son mujeres jóvenes que se dedican al servicio doméstico. Hasta el momento no existen cifras.”