Dom 13.02.2011

SOCIEDAD • SUBNOTA  › BEATRIZ BUSANICHE, COMUNICOLOGA

El fenómeno Twitter

› Por Soledad Vallejos

No hay nada nuevo. Desde que existen las sociedades, las personas procuran encontrarse a partir de lo que tienen en común. Como mucho, la tecnología ayuda a crear burbujas y poner más reglas. Porque el poder siempre busca otras formas y prefiere las invisibles, tanto más efectivas, quizás el uso de las redes sociales requiera tener más cuidado. Eso sostiene la comunicóloga, docente de la UBA y especialista en nuevas tecnologías Beatriz Busaniche. “Lo que me preocupa de ese tipo de redes es que dan idea de democracia, pero en realidad hay un control editorial como en cualquier otro medio. Quedó demostrado con el momento más álgido de Wikileaks: en TW, lo bajaron de la lista de trending topics (temas del momento). Claramente, las empresas tienen el control.”

–Aun en ese marco, las redes como Twitter parecieran fomentar la formación de grupos específicos y a partir de afinidad de intereses.

–Sí, es una nueva forma de encontrarse a partir de la afinidad de intereses. Pero los nuevos medios no hacen otra cosa que lo mismo que la gente ha buscado históricamente. Todo el que ha sido miembro de algún club de fans, algún club deportivo lo sabe: los grupos de pertenencia han existido siempre.

–Podría pensarse que sólo cambió el tipo de mediación.

–Es que la mediación siempre está, porque es necesaria. Si no, quedás acotado a la vecindad. Y muchas veces la vecindad no es la que tiene afinidad de intereses. Estas redes son instrumentos nuevos para hacer lo que el ser humano ha hecho siempre. La diferencia es que ahora están mucho más globalizados y visibles.

–¿En qué sentido son más visibles?

–Ahora te enterás de que hay gente que se junta para ir a determinados lugares o hacer una tarea X. Pero los grupos de amigos del museo tal, los de la milonga de cual siempre existieron. Es la vida social en sí misma, amplificada y visibilizada. Vos, antes, si no estabas cerca del club, de los amigos de la plaza, no lo veías. Si eras de otra ciudad, de otro barrio, de otro grupo, no te enterabas. Ahora, en realidad, tampoco sé si te enterás tanto.

–Esta nueva mediación, la de las redes sociales en Internet, implica otros recortes, otras burbujas quizá más estrictas.

–Hay varias cosas que son diferentes en esta época, si se compara con la época del picadito con los chicos de la cuadra. Hoy, la gente tiene más horas de trabajo en la computadora y muchas veces encuentra más afinidad con el que está al otro lado de la computadora que con su vecino. Hay, también mucha pérdida del espacio público real. Una gran pérdida.

–¿Por qué?

–Está instalada la cultura del miedo, de “no hables con alguien extraño porque no sabés quién es, y eso es peligroso”. Antes, el chico lo primero que hacía cuando salía de la casa era hablar con el vecino, con algún extraño, con alguien de enfrente, y juntarse para armar el picadito. ¿Cómo te conocés con el otro si vivís en una burbuja de “el otro es peligroso”? Pensá: cuántos chicos ves hoy jugando en la vereda.

–O en el otro espacio público de relación social por excelencia, que era la plaza.

–La plaza enrejada es una pérdida de espacios públicos. Y la gente sigue necesitando espacios públicos. El problema es cuando se confunde Facebook o Twitter con eso. Ni una red ni la otra son espacio público, sino parte del espacio privado, puesto a disposición del público con fines comerciales para empresas privadas. Y en caso de Facebook ni siquiera eso: si no adscribís a las reglas, que pueden cambiar, no podés pertenecer a ese espacio. En Twitter, en cambio, podés no inscribirte ni participar en los intercambios, pero sí ver qué pasa; allí el sentido de la publicidad es mayor. Pero detrás de todo esto está la pregunta: ¿dónde está el espacio público hoy?

–Pero el uso de estas redes también es restrictivo.

–Sí, obedece a cortes de clase y también generacionales: sólo puede participar el que tiene computadora, tiempo, Internet. Se trata de tres condiciones que no son masivas, que no tiene todo el mundo. El que no tiene acceso a esos requisitos está afuera de ese mundo. Si éste es el nuevo espacio público, es uno que margina fuertemente por clase social. Es decir, no tiene nada de espacio público. Pero hay otras alternativas, basadas en software libre. Yo, por ejemplo, no participo de Facebook y no estoy en Twitter, sino en una red open source, identi.ca.

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