SOCIEDAD • SUBNOTA
› Por Pedro Lipcovich
“Prostitución y trata son inseparables –sostuvo Magui Bellotti, integrante de ATEM, Agrupación Feminista, y de Campaña Abolicionista ‘Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución’–: toda mujer en prostitución ha sido captada, trasladada y recibida en un prostíbulo. No es ‘trabajo sexual’, porque no es trabajo: es explotación sexual; los cuerpos como mercancía para ser usada por quien quiere, la imposición del placer y la sexualidad de otro. Es una forma de abuso, no tiene nada que ver con la sexualidad de las mujeres ni con la liberación sexual, que reivindicamos.”
–El sindicato Ammar ha recibido reconocimientos, incluso de Naciones Unidas, por acciones de prevención en salud: ¿podrían haber logrado esto personas en la condición que usted describe? –preguntó Página/12.
–Las personas oprimidas, cuando se organizan, comienzan a construir su autoestima. Que la prostitución sea violencia contra las mujeres no implica que sean víctimas totales. La cuestión es si queremos una sociedad donde todo sea mercancía, donde la prostitución sea un paradigma sexual que consagre la desigualdad: la prostitución tiene su punto de partida en la desigualdad social, sexual y económica entre hombres y mujeres, y consagrarla como trabajo es celebrar la desigualdad –contestó Bellotti.
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