La mía es una reflexión muy breve. Muchas veces uno lee sobrevolando los diarios y revistas y lo más condensado puede terminar siendo lo más interesante. No sé si éste será el caso, pero tengo tres pensamientos para compartir en relación con el primer año de la ley de matrimonio igualitario.

En primer lugar, celebrarla.

En segundo lugar, no olvidar quién votó a favor y quién en contra. Esos datos corren el riesgo de ser olvidados, si bien en esos días el debate estaba muy presente, con el tiempo puede desdibujarse, y me parece fundamental recordarlo, no sólo en un año de elecciones, sino en general, en el día a día de la agenda política.

Por último, quisiera que el matrimonio entre personas del mismo sexo sea inspirador para el matrimonio entre personas de distinto sexo. Me parece que ya es hora de que se deje de usar el “de” en el apellido de las mujeres para notar que están casadas con tal o cual: que cada uno lleve su apellido y nadie sea “de” nadie.

En un año, muchas parejas ya se han casado y algunas ya se están divorciando: tengo un amigo que lo está pensando, algo que hace más de doce meses era imposible imaginar.

* Artista plástico.