“Creo que ese hombre tiene derecho a no aceptar que un tratamiento efectuado en el marco de una relación de pareja que ya no existe dé lugar, hoy, a un hijo que él no desea –sostuvo Claudio Chillik, ex presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMR)–. Pero en esto parto de la premisa de que ese embrión no es una persona; hay sectores de la sociedad que opinan que ese embrión es un niño, y eso cambia totalmente la perspectiva.”

Chillik señaló que “en la Argentina no está claro el estatus legal de los embriones criopreservados. Desde la SAMR consideramos que, claramente, los embriones no son personas, pero que su potencialidad de serlo hace que merezcan un trato diferente: no se debe crearlos para investigación ni destruirlos sin motivo”.