SOCIEDAD • SUBNOTA › TESTIMONIO DE UNA SOBREVIVIENTE
“Veníamos con un contingente muy grande de gente. Estaban la vicedirectora, las dos catequistas y todas las nenas, además de que había otras camionetas de padres de las niñas”, contó una monja sobreviviente del choque, que iba a bordo del micro embestido por el tren. Según contó a Radio Nacional de San Luis, al momento del siniestro su transporte había partido de Santa Rosa, La Pampa, y se dirigía al pueblo puntano para continuar la actividad realizada, “aprovechando el Día de Todos los Muertos”.
De repente, “fuimos embestidas no sé cómo por el tren que, creo, nos agarró en el medio (del micro)”, afirmó. Entonces el colectivo comenzó a rodar, hasta detenerse. “Yo traté de contar las vueltas, fueron como cinco.” Cuando se detuvo, “empezamos a salir de abajo como podíamos”. “Inmediatamente, nos socorrió gente del pueblo, médicos y enfermeras que nos trasladaron rápidamente a la salita de Zanjitas y a la escuela Antártida Argentina, donde nos están haciendo curaciones a mí y a las veinte nenas que están conmigo (fuera de peligro)”, aseguraba ayer por la tarde.
Consultada por un periodista sobre si había visto alguna barrera baja, la religiosa respondió: “No vimos nada, sólo el impacto, muy fuerte, y además ya habían pasado otros autos adelante”. Los funcionarios aseguraron que el lugar del accidente es de un paso a nivel que no tiene barreras porque se trata de una zona rural, en la que la visibilidad era buena y estaba señalizada. Además, la monja explicó que adelante de su coche, “ya habían pasado otros autos”.
El sacerdote Daniel Pérez iba en uno de los vehículos que alcanzó a cruzar las vías antes que el micro. Iba a dar una misa en el paraje de Cazadores, a donde se dirigía la misión. La escuela donde se iba a realizar la actividad solidaria “es un lugar muy humilde, que tiene alrededor de 25 estudiantes”. El programa para cuando llegaran allí consistía “en compartir un almuerzo” con los niños.
Una carta en papel blanco y escrita con fibrones de colores encontrada tras el choque decía: “Ha sido una alegría compartir este día con ustedes”. Según el periodista que la encontró, estaba destinada a los chicos que iban a visitar. La monja y veinte de sus alumnas, con las que permanecía ayer en el Hospital de Zanjitas, fueron “socorridas inmediatamente, en primer lugar, por el Señor, porque como venía el tren podríamos haber muerto todos”, opinó la religiosa.
Para el intendente de esa localidad, Jorge Antunes, “el sistema de salud y seguridad funcionó perfectamente”. Cuando encontraron a las víctimas entre los restos del micro, contó que hubo que realizar un trabajo de contención “porque eran muy chiquitas, estaban con golpes, heridas y tenían mucho miedo”.
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