SOCIEDAD • SUBNOTA
“Las fianzas que han puesto son absolutamente arbitrarias, en un horario que buscaba que ellos se quedaran un fin de semana más”, aseguró con su habitual expresividad Irene Hurtig (foto), la esposa de Guillermo Bártoli, minutos antes de que saliera libre su marido.
Una vez que todos depositaron el dinero, los miembros del TOC Nº1 enviaron un oficio a la Unidad 41 de Campana y a las 19.50 los cinco salieron en libertad caminando por la puerta del penal después de cumplir con los trámites de rigor.
En la puerta de la cárcel estaba Irene Hurtig, quien subió en su camioneta a su esposo Bártoli, que lucía cabeza rapada y chomba ancha azul, y a su medio hermano Horacio, que al igual que el resto no hizo declaraciones.
Irene sostuvo que los montos establecidos por el TOC Nº1 de San Isidro “son fianzas ridículas en todos los casos, que no tienen que ver con las situaciones patrimoniales” de cada uno, y puso como ejemplo a su hermano John. “El no está en una situación para poner la fianza que puso (de 150.000 pesos). Se juntaron un montón de amigos que corrieron para poder cumplir. Gracias a Dios tenemos amigos, tenemos afectos”, dijo la mujer en la puerta del penal de Campana. Irene adelantó que ahora presentará como caución real su casa del country El Carmel de Pilar, la cual debe quitar primero como “bien de familia”, para poder recuperar el medio millón de pesos que depositó y devolverlo a quienes se lo prestaron.
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