Dom 25.11.2012

SOCIEDAD • SUBNOTA  › LAS DISTINTAS VARIANTES DE LOS RITUALES ALTERNATIVOS

Desde el budismo hasta la ecología

› Por Soledad Vallejos

La lista es incompleta pero alcanza para trazar un horizonte infinito. Las nuevas celebraciones del amor no tienen fronteras. De ningún tipo. Una “boda natural” puede ser: budista, hindú, esenia, hawaiana, chamánica, de ángeles, ecológica, feliz, de ying yan. Pero el hit, al menos hasta ahora, es la chamánica. La oficia un chamán, generalmente vestido de blanco, quizá con una vincha que lleva los colores de la whiphala y es idéntica a la que llevan los novios. De una mesa repleta de flores, cristales, piedras, velas, agua, sahumerios, el chamán hará una suerte de altar tras el cual se quedará en pie para oficiar la ceremonia; al otro lado del altar, los novios; rodeándolos, sus invitados. Toda la escena transcurre en medio del verde, a la sombra de un árbol. El oficiante referirá los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos, la naturaleza y el espíritu.

La boda budista, lejos de ser religiosa, “porque en el budismo no hay casamiento”, está vinculada con “la filosofía”, explica Guillermo Yacovone. “La piden mucho.”

–¿Budistas?

–No.

Según la historia de las religiones, pero especialmente según el diccionario, esenio es un “individuo de una secta judía que en tiempos de Cristo practicaba el ascetismo, el celibato y la comunidad de bienes y observaba celosamente los preceptos de la Tora”. Hoy, al menos en algunas reuniones argentinas, la palabra adjetiva otro tipo de boda natural, que “refiere el lavaje de pies que hizo Jesús” y en cierto modo invoca “la energía, la humildad crística. De Cristo”, define Vanina Romero. Es una manea de combinar “humildad con el significado de lo puro”.

Aunque parezca todopoderoso, el amor que se celebra en una “ceremonia de unión” sí encuentra límites en su propio ensalzamiento. Sucede que, aun cuando el afán integrador de costumbres sea potente, contra algunas cosas no se puede. Por ejemplo: en su versión original, la boda hindú dura una semana. Siete jornadas con sus días y sus noches pueden pasar entre diferentes ceremonias, comidas, festejos, momentos para compartir. “Pero acá es imposible. No se acostumbra”, sincera Yacovone.

–Igual está de moda. Es como e pensar que esa boda habla de colores, diversión, alegría –acota Romero.

–Y tatuajes de henna –dice Yacovone.

–Sí. Que en el ritual tienen significados sagrados.

–Entonces ofrecemos una versión más reducida de esa boda, no de siete días, y con todos los elementos. Alguien que haga tatuajes de henna puede ir y hacerlos.

Además de los significados espirituales, arrasan las celebraciones temáticas. Una boda en su variante “ecológica” puede basar toda su planificación en ser lo más sustentable posible: no enviar invitaciones de papel sino sólo correos electrónicos; no generar huellas de carbono, no desperdiciar elementos, no transcurrir de ninguna manera durante la noche y en todo caso rehuir al uso de energía eléctrica. Hay más. Lo que Romero y Yacovone definen como “boda feliz”, por ejemplo, es un hit entre sus clientes: no hay stand up comedy pero sí incluye exclusivamente actividades relacionadas con “el humor, la comicidad y el momento que vivís”. ¿Como qué? “Es como un taller de la risa, una boda a la que toda la gente va a divertirse y jugar en actividades de integración. El ritual es algo sagrado: lo bueno es reírse de forma natural.”

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