Dom 06.01.2013

SOCIEDAD • SUBNOTA  › UN LUGAR PARA VIVIR EN CONTACTO CON LA NATURALEZA

Rodeada por ventanales

› Por Carlos Rodríguez

Desde Mar del Plata

La Casa del Puente está construida íntegramente en hormigón armado. El arco que cruza el arroyo es una estructura muy estable, que tiene paneles verticales. Una de las curiosidades es que tiene una ventana con vidrios claros, sin persianas, que ocupan todo el perímetro de la construcción. Eso hace que sus habitantes tuvieran un contacto directo con la naturaleza. Las ventanas, todas ellas corredizas, con sólo abrirlas permiten tocar con las manos las ramas de los árboles. Su primer habitante, Alberto Williams, tenía puestas cortinas internas, de tela rústica, como se puede apreciar en las fotos que hizo en su momento la fotógrafa Grete Stern.

El abandono sufrido en los últimos años provocó tragedias inconcebibles para los Williams, padre e hijo: muchos pájaros mueren porque entran a través de conductos abiertos por los que saquearon el lugar y terminan golpeándose contra los vidrios, en su afán por salir otra vez a disfrutar del aire y la libertad.

“El acceso a la casa remite a la pampa. Antes de llegar a las escaleras, que son los únicos accesos, hay que atravesar el verde, la tierra, luego pisar unas lajas rústicas, luego unas piedras más geométricas y recién entonces tomar contacto con la obra total del hombre, que es la casa. Todo lo demás proviene de la naturaleza misma”, explica la arquitecta Di Iorio. En las paredes, sobre el hormigón, el arquitecto colocó granito rojo de Olavarría. “Cuando se mojan, las paredes tienen una luminosidad rosada.”

Di Iorio dice que la casa “está llena de mensajes, de ideología, lo que hizo Amancio Williams fue plantar la casa como si fuera un árbol, sin maltratar a la naturaleza. De hecho, tiraron muy pocos árboles para construirla”. El piso, en el interior de la vivienda, está hecho con adoquines de madera de algarrobo, igual que la casa Curutchet, en la ciudad de La Plata, cuyo diseño es una obra del suizo Le Corbusier, pero que fue construida por Amancio Williams.

En un sector de la casa, donde todavía se conservan los placares originales, la luz ingresa también como si viniera desde el techo, por encima de los muebles. La luminosidad del lugar es extraordinaria. “En cierto modo, la construcción cuenta con un living que tiene el formato propio del ambiente de una casa chorizo o de las galerías de los ranchos pampeanos”, concluye la arquitecta Di Iorio.

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