SOCIEDAD
• SUBNOTA › ENRIQUE OTEIZA, ESPECIALISTA EN MIGRACIONES
“Hay un fenómeno de contagio”
› Por Alejandra Dandan
El alcance de los datos de Migraciones no es fácil de entender. La opción menos arbitraria es una comparación con la comunidad de argentinos que se acumuló a lo largo de sesenta años fuera del país. Desde ese punto de vista, las cifras del éxodo de enero y el acumulado en los últimos tres años son impactantes, y serias. Pero tránsito por Ezeiza es sólo el punto de máximo tránsito en el país, y aunque se usa para marcar tendencias deja fuera otros instrumentos que los expertos necesitan para entender las dimensiones completas. Enrique Oteiza, coautor de Las Dinámicas de Migración en la Argentina y especialista en estos temas, analiza los alcances y los límites de los datos que aparecen en medio de una historia donde la emigración se ha vuelto, dice, un fenómeno con “efecto de contagio”.
–Entre el 2000 y desde enero del 2001 a enero del 2002, los argentinos que salieron son algo más de 160 mil. ¿Son importantes estos números? ¿Cómo se puede conocer el impacto?
–Es un salto fenomenal. Pero la única forma de analizarlo es comparando los flujos netos de Migraciones con el stock de argentinos, es decir la comunidad de argentinos que vive fuera del país y que se calcula en unas 600 mil personas.
–¿Quiere decir que son casi un tercio?
–Pero usted no tiene que olvidarse que el stock se formó a lo largo de muchos años, tal vez desde la década del 40. Y acá se está hablando de un fenómeno que llevó apenas dos años.
Si la tendencia sigue, en un año más se podrían estar duplicando aquellos números. En todas las historias de migraciones hay cuestiones típicas donde lo económico no es lo único determinante: “Lo que más incide –explica Oteiza– es el aumento del desempleo, pero en contraste con el nivel de vida que la gente supone que puede tener fuera del país”. Estas decisiones no estarían originadas sólo sobre cuestiones objetivas: “Están en juego las expectativas”, dice. Cuando no hay trabajo, explica, caen las expectativas sobre el presente y sobre el corto plazo que va tiñendo las proyecciones del futuro.
Estas son las condiciones donde se van formando procesos de “emigración en cadena”: los que salen van reencontrándose afuera con gente de sus mismos lugares que llegaron antes. Cuando una emigración se hace masiva se incorpora en la cultura de la juventud, dice el sociólogo. Un éxodo es masivo cuando supera al 2 por ciento de la población y cuando llega al 3 por ciento empieza a ser significante: “Acá existe cierto fenómeno de contagio que aunque está originado por condiciones objetivas, se va expandiendo también entre quienes no han planificado la salida ni tienen un destino claro pero están dispuestos a pagar el costo de irse”.
Que este vertiginoso proceso expulsivo se revierta no depende de que todo cambie: “Las cifras van a disminuir –asegura Oteiza– si mejora la percepción sobre el futuro inmediato; no hacen falta grandes resultados, sino mejorar las perspectiva con un panorama razonable”.
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