“Se trata de una migración no planificada sino imprevista. Quienes toman la decisión de irse buscan en el exterior alternativas laborales o salariales que aquí no encuentran. Se sienten expulsados por su propio país y se van desesperanzados y hasta con rabia. Pero no tienen planes de quedarse por siempre en el extranjero sino que, en general, se van con la idea de volver”, aseguró a Página/12 el sociólogo Lelio Mármora, representante de la Organización Internacional de Migraciones. Su análisis se basa además en lo que denomina una “tasa de retorno alta” registrada cada vez que se producen olas migratorias de argentinos. “En comparación con otros ciudadanos latinoamericanos, son pocos los argentinos que se han quedado a vivir en el exterior”, sostuvo Mármora, quien calcula en 600 mil la cantidad de argentinos en el resto del mundo antes del comienzo de esta nueva oleada.
Por su parte, Adriana Alfonso, encargada de Asuntos Internacionales de la Dirección Nacional de Migraciones, sostuvo que las migraciones de argentinos suelen ir de la mano de la coyuntura económica y política argentina. “La relación es obvia: cuando la situación es crítica, mucha gente se va. Pero cuando mejora, gran porcentaje de los emigrados vuelve, incluso regresan muchos de los que se habían ido antes de la última ola migratoria”. Alfonso coincide con Mármora: “De mejorar la situación económica nacional, muchos de los nuevos migrantes volverán al país”.