Nicolás Casullo es titular de la cátedra Historia de las Ideas Modernas y de Historia del Arte en las universidades nacionales de Buenos Aires, Quilmes, Entre Ríos y Córdoba. Es autor, entre otros libros de ensayos, de El debate modernidad-postmodernidad, Viena del 900, la remoción de lo moderno , París 68, las escrituras y el olvido. En la década del setenta fue militante del peronismo revolucionario del que luego se distanció críticamente.
Luego de los atentados del 11 de septiembre, sus declaraciones a Página/12 fueron de las primeras en desobedecer el llamado de los medios de comunicación a una suerte de duelo obligatorio y acrítico que sumergía en la negación la política depredadora de EE.UU. para con el tercer mundo; también denunciaban la patética ilusión de paridad desde donde supuestamente la Argentina adhería a la lucha contra el terrorismo, término que se apresuró a historizar, desplegando su sentido durante la lucha armada de los años sesenta y setenta.
Acusado por Horacio González de tener una actitud aristocrática respecto de las asambleas y cacerolazos de la comuna de Buenos Aires, le devolvió el guante acusándolo de lo mismo. Se podría convenir que los dos cultivan una aristocracia picaresca: la de González, más en la línea de Macedonio Fernández, la de Casullo en la de Arturo Jauretche. Al menos en sus intervenciones orales.
Casullo dirige la revista Pensamiento de los Confines, título que alude tanto a la lejanía de un pensamiento internacional como a su pertenencia a éste: en ella conviven textos de Martin Heidegger, Orwell, Paul Virilio y Theodor W. Adorno pero su vanguardia –la parte de adelante– privilegia un debate nacional. De aspecto denso y consistente, Confines desilusiona a los académicos al privilegiar el ensayo y la exhumación de intervenciones y documentos heterodoxos. De entre los intelectuales interrogados en esta serie de reportajes, Casullo es el único que ha escrito ficciones: Parahacer el amor en los parques (197), El frutero de los ojos radiantes (1984) y La cátedra (2000).