SOCIEDAD • SUBNOTA
Con un bandoneón rojo y dorado, Germán Divi comenzó su exposición sobre su trabajo en Santiago del Estero como docente en la escuela hospitalaria y domiciliaria Doctor Francisco Viano al ritmo de María Elena Walsh y su Canción para tomar el té. La decisión no fue casual. Divi es profesor de música y, para conectar con chicos con enfermedades graves y garantizarles el derecho a la educación, su principal herramienta son las melodías. “La música les levanta el ánimo. Cuando voy a sus casas, para enseñarles, tengo que ser respetuoso y alegre. Cada caso tiene su particularidad: hay que conocer el diagnóstico de cada uno, las medicaciones que toman y pueden afectar su actividad física y neuronal, el entorno familiar. En base a eso se usan distintas estrategias”, detalló a Página/12.
El docente da clases en las casas de los alumnos y en el Centro Provincial de Salud Infantil (Cepsi) local, donde funciona la escuela desde hace 64 años. Trabaja con chicos accidentados o con enfermedades terminales, por lo general casos de cáncer. Divi consideró que una de las claves para que aprendan son las actividades grupales, por lo que continuamente realiza talleres de arte, radio, computación y origami. “La parte social suele darles alegría. También es importante el estado de ánimo de los padres. Cuanto mejor estén ellos, mejor están los chicos. Tengo que encontrarle la vuelta, porque no a todos les entusiasma lo mismo, pero al final el resultado es muy gratificante”, agregó.
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