SOCIEDAD • SUBNOTA › GABRIELA SALVINI, DIRECTORA DEL CUSAM
› Por Carlos Rodríguez
“Es una experiencia muy rica que ya lleva cinco años y que surgió por iniciativa de los estudiantes privados de su libertad”, le dice a Página/12 Gabriela Salvini, directora del Centro Universitario San Martín (Cusam), que funciona en la Unidad Penitenciaria 48 del Servicio Penitenciario Federal (SPB). El convenio de creación del Cusam se firmó en el año 2008, entre la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y el SPB. En ese momento, Gabriela Salvini se desempeñaba como docente del curso de ingreso al centro universitario. En 2009 comienza el dictado de la primera carrera, que fue la de Sociología; con el tiempo se incorporaron la carrera de Trabajo Social y una diplomatura en Gestión Artística y Educación Popular.
En el Cusam estudian hombres y mujeres privados de su libertad de las Unidades 46, 47 y 48, personal del SPB, y “algunos estudiantes que están en libertad y que nunca pasaron por la cárcel en situación de privación de la libertad, pero que tenían la inquietud e interés de venir acá a cursar la carrera y lo están haciendo”.
Además del programa diseñado para trabajar en la cárcel, en contexto de encierro, al mismo tiempo se realiza un “trabajo territorial en vinculación permanente con las organizaciones barriales de los alrededores del complejo penitenciario porque la mayoría de nuestros estudiantes provienen de esos barrios, de La Cárcova, Sarmiento, Las Ranas, La Cava, barrios que ocupan lo que es el recorrido del río Reconquista”, explica Gabriela Salvini.
“Lo que se pide para ingresar a la Universidad son los requisitos básicos que se le piden a cualquier estudiante”, dice la directora del Cusam, quien aclara que “lo ideal es que tengan el secundario completo, pero si no lo tienen, los mayores de 25 años pueden iniciar las carreras universitarias si aprueban el curso de ingreso”. Explicó, en ese sentido, que “lo que nos permiten los talleres es que algunos estudiantes que están terminando la escuela secundaria o que deben alguna materia, se puedan ir incorporando en forma paulatina al espacio universitario”.
Los estudiantes tienen actividades presenciales de lunes a viernes de 8 a 18 y además de la formación académica funcionan talleres para aprender oficios, bajo la denominación común de “El mundo del trabajo”. Se puede aprender albañilería, panadería, encuadernación y reciclado de equipos de informática, entre otros oficios.
Sobre la particularidad de que internos y guardias compartan un mismo espacio educativo en el Cusam, Salvini informa que “los mismos estudiantes, luego de una asamblea, elevaron un petitorio a la Universidad para que las actividades estén abiertas a los empleados del Servicio Penitenciario y esto se dio, en ese momento, hace unos años, porque muchos de los guardias y detenidos se conocían porque provenían de los mismos barrios”.
Recuerda que cuando ella era docente de Lengua y Literatura “trabajábamos un cuento sobre un chiquito que iba a la escuela primaria; tanto los guardias como los estudiantes recordaron a una misma maestra que habían tenido unos y otros en segundo grado, ‘la gorda divina’ que les servía el mate cocido con azúcar cuando ellos tenían hambre y frío, de manera que el pedido que hicieron los internos tenía una lógica”.
Salvini señaló que en las cárceles bonaerenses “no hay detenidos por crímenes de lesa humanidad, lo que tal vez llevaría a realizar un replanteo de la situación, porque nosotros decimos que la educación es un derecho humano, y es un derecho para todos, pero nos preguntamos qué pasaría si tuviéramos personas que violaron los derechos humanos. Es un paradigma que por ahora no hemos tenido que resolver”.
Respecto de los estudiantes que van recuperando su libertad, dice que ellos pueden optar por seguir cursando en la Universidad Nacional de San Martín porque “el programa que tenemos no es específico para la cárcel porque se trabaja con los mismos docentes, el mismo material bibliográfico y el mismo calendario académico”. Dos alumnos que están con salidas transitorias cursan materias en el penal y otras en el campus de la Unsam.
Uno de los problemas que afrontan los que salen en libertad es el desempleo y ante tal situación se implementó “el pos Cusam, Programa de Organización Solidaria, cuya finalidad es acompañar a los que recién salen en libertad y no siempre tienen el apoyo necesario, incluso el de su propia familia”.
En primer año hay unos 70 alumnos, mientras que los que siguen las distintas carreras son alrededor de 160. En el Cusam “rige la autonomía universitaria porque no entra la requisa, los guardias que estudian vienen sin armas y en lo posible, sin uniforme, porque es una manera de integrarlos para que la convivencia sea más flexible; hasta ahora nunca hemos tenido problemas”.
Admite que “no son muchos los guardias que concurren y los que lo hacen son personas que han ingresado al SPB buscando una salida laboral y no pertenecen a familias vinculadas históricamente a la fuerza, pero de todos modos se nota que se ha ido logrando una integración”.
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