SOCIEDAD • SUBNOTA › QUE ES EL TANGO EN LA TORRE
› Por Carlos Rodríguez
En nueve meses de 2010, más de tres mil personas pasaron por la Torre 1, en la esquina de 12 y 51, según los datos estadísticos registrados por los organizadores de las reuniones tangueras. Para demostrar el crecimiento que tuvo la convocatoria, afirman que en 2015 fueron para bailar, o para aprender a bailar, unas 23 mil personas. Los responsables de Tango en la Torre creen que la repercusión alcanzada se debe a que siempre buscaron “la mayor integración posible” a través de la danza, el teatro, la lectura de textos sobre el tango y la participación de músicos de todos los ritmos y estilos. Los ayudó el hecho consabido de que La Plata es y ha sido “una inagotable fuente de material artístico” y en ese sentido, “La Torre funciona como vidriera para la exhibición” de todo tipo de propuestas.
Los encuentros tangueros comenzaron en marzo de 2010 con el objetivo de “difundir el tango como expresión cultural”. Cada domingo, la actividad se divide –hay distintos horarios según la época del año– de la siguiente manera: la primera hora y media, en verano de 18 a 19,30, la dedican a las clases de tango; luego viene lo que se llama el “espacio de baile”, que se extiende hasta las 22.30 y del que participan parejas que ya saben bailar y otras que están en la etapa de aprendizaje, pero se animan a mostrarse sobre la pista.
Como cierre hay un espectáculo con la presencia de artistas locales en vivo que se prolonga hasta el cierre, a las doce de la noche. En la parte final, además de seguir la danza en forma ininterrumpida, se suman espectadores que van a escuchar a los músicos. El domingo en el que Página/12 se refugió bajo la Torre 1, tocaron Los Milonguitas, un dúo integrado por el pianista Pablo Murgier y Simone Tolomeo, un bandoneonista nacido en Italia que desde hace años reside en la ciudad de La Plata.
En las clases de baile, los profesores y los alumnos avanzados marcan los pasos a los principiantes. Después de cada tango, los asistentes se reúnen en el centro de la pista y escuchan algunas nociones básicas. Los jóvenes, que son mayoría, bailan tangos clásicos como El Amanecer, La Morocha, La última curda o viejos valses como Romance de Barrio o Desde el alma. Las orquestas más escuchadas son las de Juan D’Arienzo, Carlos Di Sarli, algo de Aníbal Troilo y hasta alguna de Osvaldo Pugliese.
Las actividades en La Torre forman parte de un proyecto que han denominado Teisc (Tango es Integración Sociocultural), que fue declarado de interés legislativo por la Cámara de Senadores de la provincia. El Concejo Deliberante le dio también su aval declarándolo “de interés municipal”. Los organizadores aclaran que Tango en la Torre no cuenta “con ningún apoyo económico ni subsidio”.
El espacio subsiste mediante la venta de comidas y bebidas, de merchandising y objetos culturales referidos al tango; colaboración de sponsors; venta de publicidad y propaganda con lonas vinílicas impresas que cumplen con los requerimientos del Centro Administrativo Gubernamental de no dañar las paredes ni manchar la pintura”. Por eso recalcan: “Cuidamos el espacio con todo el amor del mundo, como si fuera nuestra casa”. Los organizadores manifiestan su orgullo señalando que, de marzo a noviembre, mientras dura la actividad en las escuelas y en la Universidad, suelen ser “material de estudio”, sobre todo de las carreras de Comunicación, Trabajo Social, Antropología, Periodismo y Cine.
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