“Es una institución en crisis donde están en crisis tanto las usuarias como los profesionales. Todos son víctimas. Pero en la mayoría de los médicos hay una imposibilidad de reflexionar sobre la violencia que ellos mismos ejercen. Siempre la culpa es de afuera”, comentó a este diario la antropóloga Patricia Arenas, quien encabezó la investigación en la Maternidad tucumana.
Al ser entrevistado por las investigadoras, el director de la institución, Manuel Pérez Gorena, hace alusión a la violencia institucional y, de algún modo, la justifica como resultante de las estresantes condiciones de trabajo a las que están sometidos los médicos: “Los profesionales están saturados mentalmente y profesionalmente, tienen 40 partos diarios y 18 cirugías como promedio. El profesional que atiende en sala de partos está muy estresado, lo ideal sería poder brindar atención personalizada, que las pacientes pudieran estar con un familiar. Aquí se atiende el 60 por ciento de los partos de la población de Tucumán. Además, el 70 por ciento no hace control prenatal, entonces vienen a una situación en donde no saben qué les va a pasar, no conocen al médico, se sienten disminuidas, esto provoca angustia en el paciente y angustias en el médico. El paciente viene angustiado y el médico está angustiado, son problemas del sistema”, consideró Pérez Gorena.
De todas formas, es llamativa la forma cómo algunos profesionales se refieren a las pacientes: “Viven promiscuamente y acá quieren que se las trate como reinas”; son “exageradas”, “mentirosas”, “promiscuas”, “negritas de mierda”. Frases o expresiones como éstas fueron escuchadas por las investigadoras de boca del plantel médico. “Los prejuicios, como los señalados en el párrafo anterior son producto de las construcciones identitarias que realizan los profesionales de la salud respecto a las mujeres de los sectores populares, y por lo tanto sostén ideológico de las prácticas discriminatorias y el maltrato. En una institución que puede hablar así de sus usuarias nos preguntamos, ¿cómo pueden las mujeres transformarse en sujetos de derecho”, reflexionan las investigadoras.