Mié 24.12.2003

SOCIEDAD • SUBNOTA

Negocios limpios y no tanto

De vendedor de limones a “hombre de negocios”, como le gusta que lo llamen, Jorge “Corcho” Rodríguez transitó varias profesiones hasta hacerse millonario, vivir en la avenida del Libertador, tener casa en Punta del Este y conquistar a Susana Giménez. En su mundo de negocios contó con la particularidad de unir en una compañía –Hard Communication– al magnate Jorge Born y al ex montonero devenido en capitalista Rodolfo Galimberti.
“De Villa Martelli a Nueva York. Así se llamaría mi biografía”, adelantó hace dos años Corcho en una entrevista, cuando recordó que a los 11 años recorría las calles del conurbano con un canasto lleno de limones. Después trabajó en una heladería y luego vendió camisas.
El hoy empresario conoció la fama en julio de 1998, cuando las cámaras lo mostraron del brazo de Susana en Puerto Madero; ella acababa de separarse, escándalo mediante, de Huberto Roviralta. Para conquistarla le enviaba a la diva centenares de rosas amarillas todos los días. Al poco tiempo de noviazgo le regaló un Mercedes-Benz.
Apasionado por la música, los autos y las motos, Rodríguez había conocido a la diva como impulsor del concurso televisivo Su llamado, donde a través de un 0-600 los televidentes llamaban y Hard Communication facturaba. Por ley, un porcentaje debía ser destinado a una entidad benéfica: el negocio terminó de cerrar con el mediático padre Grassi y su Fundación Felices los Niños, pero la sociedad terminó con una denuncia presentada por el cura, un juicio y un arreglo extrajudicial en beneficio del religioso, hoy procesado por abuso sexual de menores.
En 2001, el productor Diego Amaya inició una causa judicial a la empresa Shock Entertaiment –de Rodríguez– por la propiedad intelectual del juego “La vuelta al mundo”, que también se exhibía en el programa de Susana. Por la querella, el empresario lo calificó de “extorsionador” y Amaya le respondió con un juicio por calumnias e injurias. Corcho debió pagar 5000 pesos. Hace tres semanas, fue nuevamente demandado, pero esta vez por dos millones de pesos por “plagio y estafa” por otro juego –“La ruleta millonaria”– que también se emitía en el programa de su pareja. “El dinero es un medio muy importante, que bien usado sirve para cosas muy buenas. Pero no hago las cosas por el dinero en sí mismo”, había asegurado para después definirse: “Siempre quise ser lo que soy, un hombre de negocios. Me gusta gente como Henry Ford o como Franco Macri. Me inspiro mucho en su garra”.

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