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Luego de atender durante media hora al vitalicio caudillo santiagueño Carlos Juárez, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, ratificó que el Gobierno seguirá “en el mismo camino” de apoyar las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos, hasta conocer a fondo la situación que se vive en Santiago del Estero. Con todo, Juárez se llevó la promesa de que en tanto sigan avanzando la investigación judicial por el doble crimen de La Dársena, el Gobierno no firmará la intervención federal en Santiago del Estero. Juárez se apareció en la Casa Rosada con una carpeta en la que se detallaban los avances realizados en el esclarecimiento del caso y defendió el gobierno que encabeza su esposa, Nina Aragonés, que desde hace meses pende de un hilo.
Juárez se preocupó por llegar a Buenos Aires con los deberes hechos, cuestión de llevarse de vuelta a la provincia alguna promesa que le sirva para descomprimir la situación. Fue justo después del fin de semana, cuando después de meses de parate, la investigación por el doble crimen de la Dársena misteriosamente se reactivó: la jueza María del Carmen Bravo ordenó la detención de Antonio Musa Azar, hijo del también detenido ex comisario. El rumor popular sostiene que “Musita”, tal como se lo conoce en Santiago, participó de la fiesta de sexo y drogas en la que habría muerto Leyla Nazar y que desencadenó la crisis de la gestión juarista.
Hace seis meses, el gobierno de los Juárez ya le había soltado la mano a Musa Azar padre, con el fin de descomprimir la presión que ponían las denuncias de los organismos de derechos humanos que recordaban su pasado como represor. Ahora, la detención del hijo –quien ya entró y salió varias veces del juzgado por esta causa–, le sirvió a Juárez para mostrarle a Fernández que en la provincia se seguía investigando.
A los 87 años, Juárez ya no es quien era. Tuvo que esperar un buen rato hasta que el ministro del Interior terminara con otras audiencias y se decidiera a atenderlo durante apenas media hora. La “carpeta con elementos” que le dejó Juárez al ministro pretendía demostrar que el gobierno de su esposa está trabajando en el esclarecimiento del asesinato de Leyla Nazar y de Patricia Villalba. A la salida, esquivó al periodismo.
El ministro Fernández prefirió hacer hincapié en la actuación del gobierno nacional en la investigación. Mencionó los “esfuerzos” realizados por la Rosada a través del trabajo de “fuerzas federales, policiales, y de investigación de delitos complejos para dilucidar los hechos y, además, conocer lo que está pasando respecto a muchas denuncias sobre derechos humanos”. Y remarcó: “Muchas cosas han variado y otras no. Aspiramos a que eso se corrija y vamos a tener cualquier charla con quien sea. Yo se lo expliqué hoy al doctor Juárez, que vamos a seguir en el mismo camino y que nuestra propuesta no variaba”.
Fernández ya había expresado algo parecido el miércoles pasado, cuando un grupo de legisladores juaristas lo visitó en la Casa Rosada para darle su visión de lo que está sucediendo en la provincia. Juárez, en su momento, sostuvo la candidatura de Néstor Kirchner en la elección presidencial y, ahora, el Presidente tomó una actitud expectante. Si bien no firmará la intervención federal que vienen pidiendo los legisladores de la oposición y los familiares de las chicas asesinadas, tampoco piensa mover un dedo para sostener la caída de los Juárez, algo que ya parece indetenible.