SOCIEDAD
• SUBNOTA › POR QUE EL PADRE JOSE DI PAOLA
En la zona sitiada
Por A.G.-Y.
El cura José María “Padre Pepe” Di Paola, tiene 41 años, 16 como sacerdote y siete de esos años en la Iglesia de Nuestra Señora de Caacupé, sobre Osvaldo Cruz, en la Villa 21 de Barracas. Se considera “cura villero”, y entre sus referentes están el padre Daniel de la Sierra, que fundó la parroquia, y el padre Carlos Mugica, el sacerdote tercermundista asesinado en la Villa 31 de Retiro por los sirvientes del tristemente célebre ministro José López Rega. Las fotos de De la Sierra y de Mugica están en las paredes de su pequeña oficina (dos por dos metros, al lado de la iglesia), entre pinturas y serigrafías hechas por chicos de la zona en talleres de la villa, y por las fotos de los chicos que formaron grupos deportivos y de campamento.
En un espacio reducido, cada foto y cada pintura tiene su historia y su significado.
En una mañana de verano, Di Paola parece un cura de una parroquia de pueblo en cualquier lugar de la república. La gente lo saluda con una sonrisa, se le acerca para pedirle datos o consultarlo por algún evento.
Pero la realidad de la villa, una realidad que se siente casi como una zona sitiada, se transmite en la conversación. Vivo a pocas cuadras de ahí y apenas la conozco. El Padre Pepe encara cada situación con dedicación y, por lo general, buen humor: es la dura realidad de una ciudad saliendo de la crisis profunda. Pero aquí se ve también la realidad de otros, provincianos o gente de países limítrofes, que ven en la crisis de la Capital el mal menor comparado con lo que han vivido en sus provincias o países.
Nota madre
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