SOCIEDAD
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Casos que son historia
Suele decirse que los homenajes de los chicos muertos por balas policiales han comenzado 17 años atrás, en el cruce de Guaminí y Figueredo de Ingeniero Budge. El 8 de mayo de 1987 la policía masacró allí a Oscar Aredes, Agustín Olivera y Roberto Argañaraz en lo que se considera como uno de los casos testigo de las prácticas de gatillo fácil denunciados por los organismos de derechos humanos. Aún hoy, aquella esquina sigue siendo el sitio hacia donde peregrinan los familiares, vecinos y amigos.
En la esquina de French y Pintos, en el barrio San Francisco, de San Fernando, los 28 de julio se suele festejar el cumpleaños de Víctor “El Frente” Vital, aquel que se ha convertido en una suerte de leyenda y de santo entre los pibes del barrio. El 6 de febrero de 1999, cuando el cabo Héctor Eusebio Sosa lo mató mientras gritaba que estaba dispuesto a entregarse, la gente del barrio enfurecida lanzó patadas y cascotazos contra los patrulleros y policías que lo perseguían. Cuarenta y dos equipos de fútbol de otras villas jugaron un campeonato poco tiempo después. Con el dinero pagaron la construcción de la tumba en el cementerio donde se congregan sus amigos para encontrarse con su alma. Sobre el frente del monolito, uno de ellos le escribió: “Yo sé que él no nos abandonará porque nos ayudará y luchará con nosotros desde el más allá”.
Durante las visitas al sagrario, que ahora recuerda el sitio de la muerte de María Soledad Morales, en Catamarca, quienes pasan le piden milagros o sanaciones para sus enfermos. En Santiago del Estero, los padres de Ley la Bshier y Patricia Villalba dejaron marcada con un altar y una cruz la zona de La Dársena donde aparecieron sus cuerpos. La madre de Diego Peralta, aquel chico de El Jagüel asesinado después del secuestro, recibe cartas y regalos que más tarde acerca hasta el kilómetro 32 de la autopista Buenos Aires-La Plata, donde otro altar recuerda el sitio de la muerte. “Ahora es como el protector de muchos chicos”, dice Emilse, su mamá. Y en la villa Uruguay, en Beccar, los papás de Mariano Witis, el músico asesinado por un policía, construyeron un altar en su memoria.
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