Dom 13.02.2005

SOCIEDAD • SUBNOTA

Qué hacer ante las olas

Cadáveres que flotan, ciudades completamente arrasadas, caminos cortados, hospitales desaparecidos (y con ellos las historias clínicas de todos los enfermos), gente que bajo el impacto recibido se quedó muda por quince días o más son algunas de las situaciones que dejó un tsunami cruel cuyas consecuencias persistirán por un largo tiempo.
Es cierto que una mejora en el sistema de alertas podría haber reducido el número de víctimas. De hecho, los expertos opinan que las olas son totalmente predecibles. “Disponemos de gráficos del recorrido de las olas en todo el océano Indico –afirma Tad Murty, especialista en maremotos de la Universidad de Manitota–. Desde el lugar donde se originó el terremoto hasta que las olas llegaron a la costa de la India pasaron cuatro horas, el tiempo suficiente para que se hubiera producido un aviso.”
Por lo demás, cuando el mar comienza a retraerse a gran velocidad, es una señal de que una ola gigantesca está a punto de formarse. A partir de ese momento la gente dispone de por lo menos diez minutos para salir corriendo. Eddie Bernard, director del Laboratorio Marino del Pacífico, propone algo muy simple: “La idea es situarse a una altura o una distancia tierra adentro suficiente para que el agua que llegue no sea tan fuerte como para llevarse personas al mar. A partir de un nivel de agua de cintura para arriba –apunta Bernard– es cuando se pierde totalmente el control.”

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