SOCIEDAD
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Sin plata ni para comer
› Por Claudio Zlotnik
En el mes de diciembre, el consumo bajó 50 por ciento en Mar del Plata, y en estos primeros días del mes la caída observada por Avedis Sahakian, el vicepresidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes, es parecida. A esto, en estas horas, se sumó otro problema: el desabastecimiento. Aunque no quieren llarmalo así, a los negocios no está llegando harina y faltan hasta algunas gaseosas.
“Está cambiando todo en cuestión de horas”, dice el empresario que intenta describir el universo de los devoradores de comida marplatenses. Algo así como el 35 por ciento, a la hora de pagar lo hace con bonos en sus dos variantes: Lecop y patacones. El resto saca el ya clásico kit de tarjetas de todos los colores. O pide cancelar almuerzos de diez pesos con cheques. Los precios en general no son mucho más altos. “Usted acá puede comer bien por cinco pesos y brillantemente bien con diez”, se entusiasma Sahakian, uno de los empresarios que ha sobrevivido a la debacle que ha causado la crisis en su rubro. “En el último mes –asegura– han cerrado por lo menos una docena de negocios. Y eran de los mejores.”
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