Kornbluh participó en el Encuentro Internacional sobre “La impunidad como obstáculo en los procesos de construcción democrática” que se reunió en Barcelona a fines de abril. Mientras se efectuaba la reunión, en la que participaban representantes de organismos de derechos humanos de Chile y la Argentina, se conoció la condena de los tribunales españoles al represor argentino Adolfo Scilingo. Tanto estos organismos como los procesos judiciales contra represores de ambos lados de la cordillera han sido muy enriquecidos con el trabajo de Kornbluh en el Archivo de Seguridad Nacional, porque la desclasificación de documentos secretos de la administración norteamericana arrojó mucha luz sobre las dictaduras del Cono Sur. Dentro del Archivo –que funciona como biblioteca y centro de investigación en la Universidad George Washington–, Peter Kornbluh dirige un proyecto que se especializa en Chile. En su último libro, Pinochet: los archivos secretos, se publican muchos documentos sobre la creación de la Operación Cóndor entre las fuerzas represivas del Cono Sur.
Los documentos son incontrastables, hablan por sí mismos e introducen en la historia como hechos concretos y no supuestos e improbables, las acciones de las que dan testimonio. Pero también hablan de la relación perversa entre la dictaduras y el gobierno norteamericano. Dan cuenta de la dimensión ideológica y política de las torturas, de los secuestros y la eliminación de personas. Durante mucho tiempo la carga ideológica estaba puesta en quienes denunciaban estas violaciones a los derechos humanos. Se decía que la denuncia de las violaciones a los derechos humanos era cosa de izquierdistas como una forma de desautorizarlos. Los documentos, la terminología siniestra con que se habla de la vida y la muerte de decenas de miles de personas ponen la carga ideológica en los represores y sus padrinos norteamericanos. Ellos cometieron esas aberraciones y son ellos a quienes tienen que juzgar los tribunales, las sociedades y la historia.