Las posibilidades de que Omar Chabán vuelva pronto a la cárcel son mínimas. Su excarcelación está apelada y va a ser tratada dentro de aproximadamente un mes por la Sala III de la Cámara de Casación. Por dos fallos anteriores de esa sala y pese a que está integrada por dos jueces conservadores, lo más probable es que se ratifique la libertad de Chabán hasta el juicio. Paralelamente, la Cámara de Apelaciones tendrá que expedirse sobre otra cuestión de fondo: si las muertes de Cromañón fueron producto de algo que se parece mucho a un accidente o si la actuación de algunos de los protagonistas fue indiferente ante los peligros que equivale a matar a personas con un arma. Paralelamente, el expediente Cromañón avanzará sobre bomberos, integrantes del SAME, responsables de las emergencias y figuras políticas del gobierno de la ciudad.
El fiscal Joaquín Gaset apeló en su momento la excarcelación concedida a Chabán, por lo que ya fue sorteada la Sala III de la Cámara de Casación Penal para que resuelva todas las cuestiones relacionadas con el caso Cromañón. La sala está integrada por dos jueces considerados conservadores o “duros”, Eduardo Riggi y Guillermo Tragant, y una magistrada más cercana a las posturas conocidas como garantistas. Sin embargo, la sala se expidió en dos casos anteriores que podrían ser considerados similares al de Chabán. Uno, el de un evasor impositivo, de apellido Macheraldo, y el otro, el del general Angel Vicario, imputado en el caso del contrabando de armas a Ecuador y Croacia. En ambos expedientes falló en el sentido de la libertad de los acusados, por lo que parece difícil que dicten un fallo contradictorio con los anteriores.
Sin embargo, existe una pequeña posibilidad de que la Sala III considere la causa Cromañón como de “gravedad institucional”, admita la apelación y resuelva que Chabán debe volver a la cárcel en función de que la pena prevista es muy alta, con ocho años de mínima y 25 de máxima.
En verdad, el gran desafío que pesará sobre las espaldas de los familiares de las víctimas es que el juicio oral no se demore cinco o seis años, como ocurre en los casos complejos y con muchos acusados y querellantes. Porque lo cierto es que Chabán no fue sobreseído en la causa, sino que se lo excarceló hasta el juicio oral, donde podría ser condenado por las muertes de Cromañón. Si –como todo lo indica– se le impone una pena mayor a los tres años de prisión, Chabán tendrá que volver a la cárcel.
Contrariamente a lo que la propia defensa del empresario dijo en algún momento, no tienen ahora la intención de pedir el cambio de calificación en el caso Cromañón. Pedro D’Attoli sugirió en su momento que a su cliente no se le debe imputar homicidio simple por dolo enventual, sino homicidio culposo. En este último caso, que consiste en producir la muerte por negligencia, la pena es de dos a cinco años de prisión. En cambio, en el homicidio simple con dolo eventual, que es el encuadre que el dio la jueza María Angélica Crotto, significa que Chabán vio el peligro y no le importó. Según dijeron los defensores de Chabán a Página/12, el planteo sobre la calificación recién lo harán en el juicio oral. La jugada es lógica: como ven que el empresario está libre, no necesitan ahora poner esa carta sobre la mesa. Confían que cuando se haga el juicio ya habrá pasado bastante tiempo y los ánimos entre los familiares estarán menos caldeados.
Pese a ello, la Cámara de Apelaciones igualmente tendrá que pronunciarse sobre lo ocurrido en Cromañón, ya que Raúl Villarreal, mano derecha de Chabán, sí apeló su procesamiento y, por lo tanto, el tribunal integrado por Rodolfo Pociello Argerich, Gustavo Bruzzone y María Laura Garrigós de Rébori seguramente opinará sobre si lo ocurrido es más atribuible a un accidente por imprudencia o a un homicidio simple con dolo eventual.