Dom 24.07.2005

SOCIEDAD • SUBNOTA  › “A UN BONSAI HAY QUE CUIDARLO COMO A UN HIJO”

Mitad técnica, mitad diseño

Los que nunca husmearon en la materia confinan al bonsai en el rincón de la jardinería. Pero los expertos tienen una máxima que reza “50 por ciento técnica, 50 por ciento diseño”, ya que cada procedimiento sobre un árbol responde a patrones estéticos. Por eso, ellos hablan de “arte vivo”. “Un cuadro termina con una firma, en un bonsai la obra no se acaba nunca”, compara Roberto Devoto. Y la creatividad deja sus marcas: “Si a diez personas se les pudiera dar la misma planta para trabajar tendríamos diez resultados diferentes”, asegura Sartori.
Hideo Sugimoto, un experto japonés de 72 años, está al frente de las clases que se dictan en el Jardín Japonés. En el salón se siente olor a tierra húmeda: sus alumnos sacaron plantas del vivero de unas bolsas y esperan a ponerlas en macetas. Por ahora, aguardan el veredicto del profesor, quien definirá el “estilo” a aplicar.
De acuerdo con la planta que se elija, hay un abanico de formas posibles, como cascadas, azotados por el viento y semierguidos, entre otros. Sugimoto va mesa por mesa y felicita a uno de sus alumnos por una raíz que aparece, mientras decreta el destino de las plantas. “Este será un shakan (tronco inclinado). Este, un hankengai (semicascada)”, sentencia. Ante el alborozo de una mujer que exclama: “¡Justo el que me gusta!”, él no deja de advertir: “Con tiempo, no de golpe”.
En la cabeza, el maestro tiene un extraño aparato para sostener sus lentes, que le da cierto parecido con el profesor de Volver al futuro. Sus alumnos no piensan en la comparación, porque todos miran fascinados el vaso térmico que sostiene en su mano: adentro hay una pequeña planta que dentro de poco recibirá status de bonsai. “Yo estimo que tiene raíz. Vamos a ver”, anuncia con solemnidad Sugimoto, y todos dejan de respirar cuando rompe el vaso. Finalmente, la raíz asoma triunfal, con un coro asombrado de “ohohoh” asistiendo al acontecimiento. Exactamente como si se tratara de un parto.
Un bonsai es “un ser vivo”, destaca Sartori. “Por eso, si uno decide tener uno debe asumir el compromiso de cuidarlo”. El director del Centro Cultural Argentino de Bonsai asegura que esa atención debe ser constante, “porque tener un bonsai es como tener un hijo”. Sugimoto añade ejemplos más prácticos: “Ninguno de ellos cuando tiene hambre puede ir al almacén a comprar pan. Por eso deben protegerlo como a un hijo”, insta a sus alumnos. Establecida la comparación, queda claro que hay que dedicarles tiempo. “Todos los días, a la mañana o al atardecer, deben acercarse al bonsai. Que sea un momento de ustedes, en el que desaparezca todo tipo de problemas. Cuando lo riegan, deben observarlo, aunque sólo sea unos segundos por día. Es muy importante que en una vida agitada ustedes aprendan el lenguaje de los árboles. Y cuando llegue el momento, los podrán ver florecer”, promete el profesor.

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