SOCIEDAD
• SUBNOTA › UNA SOBREVIVIENTE CUENTA AÑOS DE ABUSOS Y HERIDAS EN EE.UU.
El caso más terrible registrado
Por P. L.
El testimonio más estremecedor sobre el síndrome de Munchausen by proxy está registrado en la revista de la Academia de Pediatría de Estados Unidos y es a la vez uno de los no tan frecuentes casos en que los doctores otorgan la palabra al paciente. Es la historia de una mujer que durante su niñez –en los años ’60, cuando este abuso aún no había sido descripto– sufrió durante ocho años abusos que incluían la deformación de sus piernas a martillazos. Su relato revela no sólo los detalles de la conducta abusadora de la madre, sino también la negativa del padre a admitir lo que estaba sucediendo con su hija. El artículo forma parte de una creciente literatura sobre el tema en revistas especializadas de primer nivel.
El trabajo publicado en Pediatrics, de la American Academy of Pediatrics, se llama “Mi madre causó mi enfermedad: la historia de una sobreviviente del síndrome de Munchausen by proxy”. Está firmado en conjunto por Patricia Siegel, la médica, y Mary Bryk, la sobreviviente, cuyo testimonio resuelve los enigmas de la historia clínica. Primero toma la palabra esta última para resumir la extensísima historia clínica de la víctima, que comenzó en 1961, cuando tenía dos años y fue llevada a un traumatólogo porque una lesión en su tobillo derecho no sanaba. La inflamación continuó durante cuatro meses, con picos de fiebre que los antibióticos no lograban resolver. Se registró trombosis y hemorragias de causa desconocida. Comenzó así una historia que llegó a registrar 28 hospitalizaciones, 24 cirugías, múltiples trasfusiones de sangre y diversas incisiones y procedimientos de drenaje.
Cuando Mary tenía cuatro años, se presentó una “espontánea” fractura en espiral del fémur derecho. Hubo que ponerle un clavo que, por motivos que los médicos no terminaban de entender, se infectó y siguió infectado durante los siguientes siete años; se pensó en la posibilidad de una amputación. Cuando la niña tenía ocho años, la pierna izquierda también se infectó. La historia clínica registra el desconcierto de los médicos ante el hecho de que la enfermedad hubiera podido pasar de una pierna a la otra. Mary mejoró súbitamente a partir de los diez años, pero en los siguientes cuatro años hubo que practicarle tres cirugías correctivas.
Mary toma la palabra para contar lo que, durante aquellos ocho años, ningún médico imaginó: que su madre le causaba las lesiones golpeándola con un martillo luego de atarla a una silla. “Lo hacía tres veces por semana, antes de que mi hermana mayor volviera del colegio. Durante las vacaciones escolares, mi hermana era enviada a la casa de un amigo o a jugar afuera. Cuando los vecinos preguntaban por los gritos, les explicaba que yo me ponía difícil cuando me cambiaban de ropa”. Además del martillo, “mi madre usaba un instrumento agudo para contaminar mis heridas con suciedad y así prolongar las infecciones”.
Una vez, cuando Mary tenía seis años, llegó a la sala de emergencias gritando “¡No me hagas más mal!”, relata, “y me dieron un sedante”. Por esos años, el síndrome de Munchausen by proxy no había sido siquiera descripto.
Al principio, “yo pensaba que mi padre no se daba cuenta de lo que mi madre me hacía”. Un domingo, “luego de volver de la iglesia, empecé a decirle a papá que mamá me pegaba en la pierna con un martillo. Mi madre, con los ojos llenos de lágrimas, negó todo. Mi padre me dio una severa reprimenda acerca de no mentir y me ordenó que jamás volviera a mencionar el tema”. El artículo incluye fotos de las lesiones permanentes que quedaron en la víctima.
Otros artículos de la revista de la Academia de Pediatría de Estados Unidos refieren casos de hiperinsulismo en dos niñas, una de ocho años y otra de seis meses, que condujeron a extirpaciones parciales de páncreas, y resultaron deberse a inyecciones de insulina u otras sustancias por las madres. Otro revela que, aunque en reducida proporción, también se han documentado casos de padres como perpetradores de esta forma de abuso.Otra comunicación advierte sobre la frecuencia de casos múltiples, en los que más de un hermano resulta victimizado. El British Medical Journal, de la Asociación Médica de Gran Bretaña, documenta otros casos, incluso de muerte súbita en bebés causada por esta forma de abuso.
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